El torero de origen coruñés Iván Fandiño Iván Fandiño, de 36 años, se convirtió el pasado sábado en el segundo diestro español en morir de una cornada en lo que va de siglo, una muerte "inevitable", según los doctores franceses. Sus restos mortales fueron trasladados ayer hasta el tanatorio de Amurrio (Álava) donde será velado y posteriormente incinerado en Llodio. El diestro, cuya madre era de la parroquia de Figueiroa (Abegondo) y el padre de Oza-Cesuras, nació en la localidad vasca de Orduña. Estos dos concellos coruñeses han decretado para hoy un día de luto oficial por el fallecimiento del joven diestro.

Los médicos que atendieron al torero tras la cornada recibida en una corrida en Francia nada pudieron hacer por su vida, según el profesor Poirier, jefe de servicios del hospital Layné de Mont de Marsan, quien confesaba que Fandiño entró a la enfermería "prácticamente sin pulso, el hígado le había reventado y la vena cava había sido también seccionada" por el pitón de Provechito, de Baltasar Ibán.

Fandiño murió en el traslado en ambulancia entre Aire Sur L'Adour y Mont de Marsan, en el transcurso de los 33 kilómetros que separan ambas ciudades, tras no superar un segundo paro cardiaco y después también de sufrir un importante derrame interno, que le llevó a acumular "tres litros y medio de sangre negra proveniente de las glándulas hepáticas", remarcaba Pairier.

La defunción fue certificada alrededor de las 21.30 de la noche, hora española, casi noventa minutos después del fatal percance, aunque el galeno francés insiste en que la muerte era "inevitable", pues los daños que sufría en hígado, riñón y pulmones eran "irreversibles" y ni en la enfermería de la plaza ni el hospital hubieran podido hacer nada por salvarle.

El torero de Orduña, de 36 años, fue corneado mortalmente por el toro Provechito, número 53, negro de capa, nacido en marzo de 2013, y perteneciente a la ganadería de Baltasar Ibán. El diestro perdió pie al ser arrollado por el animal al tratar de instrumentar un quite por chicuelinas y, una vez en el suelo, le metió el pitón por el costado derecho. La gravedad del percance se advirtió casi en el mismo momento en el que las cuadrillas trataron de levantarle del albero, tanto que el propio Fandiño llegó a decirle al matador francés Thomas Dufau: "Que me lleven rápido al hospital que me estoy muriendo", a la postre, las últimas palabras que pronunció el espada vasco antes de fallecer.

La triste noticia corrió como la pólvora. En Madrid, donde se celebrara la Corrida de la Cultura, el fatal desenlace cayó como un jarro de agua fría. Los rumores sobre la muerte de Fandiño lo inundaron todo, como en Granada, donde los diestros Enrique Ponce y Roca Rey, visiblemente emocionados, rehusaron a salir a hombros en señal de duelo. Centenares de mensajes de condolencias poblaron las principales redes sociales. Los primeros fueron los Reyes de España: "Nuestro sentido homenaje y nuestro recuerdo para Iván Fandiño, gran figura del toreo", aseguraban Felipe y Leticia a través del Twitter de la Casa Real. También el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los ministros de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo; de Interior, Juan Ignacio Zoido; y de Defensa, María Dolores de Cospedal se sumaron a las muestras de dolor.

En los concellos coruñeses en los que nacieron sus padres, emigrados a País Vasco, también se sucedieron ayer las condolencias. Abegondo y Oza-Cesuras decretan para hoy día de luto oficial Abegondo y Oza-Cesurasy en el caso de Abegondo mañana habrá un minuto de silencio en recuerdo de Fandiño en el pleno.