El guardián de una de las tradiciones más queridas por los betanceiros, Emilio Pita, fabulaba ayer con la posibilidad de relatar la historia del último siglo a través de los cuarterones del globo de San Roque. En una pausa de los preparativos, el encargado de lanzar el dirigible daba vueltas a la idea de reconstruir a través de los dibujos del popular aerostato lo acontecido en España desde 1875. Ese año, su antepasado Claudino lanzaba por primera vez al cielo el globo cargado de chistes, críticas y reflexiones sobre lo acontecido a lo largo del año.
Y ayer a medianoche, un año más, Betanzos hizo historia. El aerostato de papel más grande del mundo emprendió el vuelo y dejó que el viento se llevase lejos, bien lejos, las ocurrencias de los políticos y también otros acontecimientos recientes que han copado portadas, como el fichaje de Neymar o los problemas de los futbolistas con Hacienda.
Fiel al ritual, en una plaza atestada de público, el aerostato de papel más grande del mundo alzó el vuelo. Y lo hizo despacito. Y es que la canción del verano no podía quedarse fuera de este almanaque volante betanceiro. Y el tema venía más que a cuento. El globo se lo tomó con calma. Remolón, no alzó el vuelo hasta bien pasada la medianoche. Sin prisas y ante un público entregado, la ofrenda a San Roque se perdió en la noche tras superar la Torre de Santo Domingo cuando las manecillas marcaban las 00.45 horas.
Volaron con él los "trabalenguas" de Mariano Rajoy y un trasunto de Montoro con aires de Lucifer, dos de las caricaturas del artista Luis Galán. Un año más, el diseñador dejó su impronta en el aerostato y no pudo resistirse a plasmar para la posterioridad una de esas incompresibles frases del presidente: "Cuanto peor, mejor para todos, y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí...".
Para remarcar el sinsentido, el artista decidió colocar las letras en todos los sentidos. "Emilio me dijo que no se iba a entender y yo le respondí: '¿y tú entiendes lo que dice Mariano?", bromeaba ayer Galán, que invitó a los niños a pintar sus estrellas en el aerostato. Ironías y deseos que se lleva un año más ese globo que, 142 años después, conserva intacta toda su retranca y que se fue, como siempre, entre aplausos de los emocionados betanceiros y de miles de visitantes que abarrotaban la plaza.