El feo urbanismo de Carballo y sus abundantes y antiestéticas paredes medianeras están dejando paso a una auténtica ciudad del arte con los gigantescos murales y también instalaciones gracias a la iniciativa del Concello. Oleiros empezó dejando paredes para pequeños grafitis y ahora parece que sigue la estela carballesa al iniciar un plan de embellecimiento de las paredes de edificaciones con mayor impacto visual mediante gigantescos murales que están realizando artistas jóvenes. Dos de estos murales ya están terminados y otro está en marcha.

En la capital municipal se está embelleciendo el alto edificio que era del Banco Pastor y que ahora alberga las oficinas de Hacienda del Ayuntamiento. En la fea pared medianera que se ve al venir de Sada en dirección a Oleiros luce ahora una enorme imagen antigua del faro de Mera. En la otra pared, la que se ve al salir de Oleiros hacia Sada, aún acaba de empezar a pintarse. Los artistas urbanos son Luis Olaso y Óscar Martín, que tienen desde hace diez años una pequeña empresa, Arte y Muralismo, con la que trabajan por toda España.

"Contactamos con el Ayuntamiento, nos enseñaron las paredes y nos pidieron que hiciésemos propuestas y presentásemos un presupuesto, unos diseños y una viabilidad técnica, y ellos después escogían. El faro ya lo terminamos, nos llevó unos diez días de trabajo, y ahora estamos en la otra pared haciendo unos acantilados y una rompiente de mar. El del faro es un mural con un tratamiento realista de la imagen a partir de una fotografía antigua y el mural que estamos haciendo ahora es una imagen más posterizada, con colores planos, un tratamiento más semejante al arte pop", explica Luis Olaso.

Estos artistas están convirtiendo así el edificio municipal de Hacienda, recién remodelado por dentro, en un monumento artístico. Es un trabajo laborioso en el que no se puede tener vértigo ("al principio te da impresión, pero te aguantas", confiesa Luis). Estos dos murales suponen un coste de unos 12.000 y 16.000 euros, respectivamente. Lo que más encarece este trabajo es el andamiaje, pero también hay que contar con la preparación previa de la pared, la pintura acrílica y las capas previas, como el aglutinante, para que tenga una duración muy alta. Y también el coste de residir varios días en el municipio. Con el mural del acantilado calculan que estarán entre 15 y 17 días, trabajando mañana y tarde. Después de este trabajo se irán a hacer otro encargo a Pamplona.

"Se nota que cada vez hay más preocupación de los ayuntamientos por intentar mejorar el entorno de las ciudades. Con el desarrollo urbanístico de años pasados, que se planificó menos, hay muchas medianeras en solares ciegos. Este tipo de intervenciones revierten esa situación, haces que un punto feo de la ciudad no desaparezca, sino que lo conviertes en un punto de interés", destaca Olaso.

Además de estas dos obras en la capital municipal, en Perillo, en la subida al mercado municipal, otro joven artista, Spaik, acaba de finalizar su espectacularmente colorido mural. El Concello le pidió que lo hiciese tras conocer que era amigo de una trabajadora del Ayuntamiento e iba a pasar una temporada en Galicia.

El mexicano Spaik realizó gratuitamente para el Concello este embellecimiento de la medianera de un edificio de viviendas y a cambio la Administración local se hizo cargo del material, andamios y pinturas.

Israel Guerra, el nombre auténtico de Spaik, es un representante del muralismo mexicano que se inició como grafitero de adolescente. En Perillo optó por representar su visión de la libertad, con muchos pájaros y serpientes, que recuerdan a elementos de la cultura precolombina.

Este artista, además de pintar murales en paredes o mobiliario urbano también realiza sus obras de arte en cuerpos humanos, casas particulares o también en la ropa.