Pazos y quintas abandonadas, casas modernistas prácticamente ocultas por la maleza, molinos y lavaderos en ruina... Es el reverso del rico patrimonio bergondés. La despoblación y el abandono de las labores tradicionales ha provocado un importante deterioro en los elementos etnográficos y arquitectónicos de este municipio, que posee algunas de villas de principios de siglo XIX más singulares de la comarca.

El catálogo del patrimonio del borrador del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), a exposición pública, revela que casi la mitad de los elementos presentan deficiencias. Del centenar de piezas inspeccionadas (sin contar el patrimonio arqueológico y natural), 25 presentan un estado "regular" y 22, "malo" o "ruinoso".

Pazos como el de Baldomir, encajonado en una nueva urbanización de chalés y en estado calamitoso desde hace años, o la emblemática Casa do Cortés, ubicada a orillas de la N-VI y oculta desde hace años por la maleza, son algunos de los elementos arquitectónicos en peor estado de los incluidos en el catálogo. La mayor parte son residencias particulares, deshabitadas desde hace años, como la villa de Miodelo, la espectacular mansión que colgó el cartel de 'se vende' hace años.

El abandono del campo ha provocado también el silencioso declive del patrimonio etnográfico. Los molinos inventariados presentan un estado ruinoso y, en el mejor de los casos, "regular". Los redactores del plan general advierten también de los daños provocados por añadidos realizados a lo largo de los años con materiales poco acordes, tanto en molinos como lavaderos. Los cruceiros tampoco se salvan, aunque han logrado mantener mejor el tipo.

Aunque el paso del tiempo y la falta de mantenimiento ha pasado factura a parte del patrimonio, Bergondo ha logrado mantener en buenas condiciones sus joyas más representativas. Los pazos de Mariñán (de titularidad pública), Casal, Armuño o de Le aprueban con nota. También elementos industriales emblemáticos, como el edificio Utalde. Las iglesias y monasterios superan también la prueba. El buen estado de conservación de templos y capillas contrasta con el silencioso declive de las casas rectorales, la mayor parte en estado ruinoso.

Sin contar el patrimonio religioso, que dispone de la protección más alta en casi todos los casos, el Concello propone preservar con el nivel más bajo de protección (ambiental) 35 de sus elementos arquitectónicos y etnográficos y con el medio (estructural), 53.

El PXOM propone articular medidas para rehabilitar residencias y pazos y también para mejorar su entorno con diversas obras, como el soterramiento del cableado. Otros ámbitos que el plan general plantea proteger por su singularidad son el embarcadero de Miodelo, el puente de O Pedrido y pequeños asentamientos rurales como la aldea de Montecelo. Muchos de estos elementos ya disponían de protección en las normas subisidarias que rigen actualmente el urbanismo.