La Xunta inicia un segundo expediente sancionador a la familia Franco por no abrir el Pazo de Meirás al público. Los descendientes del dictador han ignorado de nuevo la obligación de abrir el pazo a visitantes al menos cuatro veces al mes, como ocurre con los edificios declarados Bien de Interés Cultural (BIC). La Fundación Nacional Francisco Franco, que gestiona en nombre de la familia del dictador la apertura del pazo, anunció ayer a través de un breve anuncio en su página web que cancela las visitas a Meirás por "motivos de seguridad" y "hasta nueva orden". La Dirección Xeral de Patrimonio ha ordenado la apertura de "nuevas diligencias informativas" dentro de nuevo expediente, distinto al que la dirección de Cultura inició el pasado mes de marzo, que está a punto de resolverse y que prevé una sanción de hasta 6.000 euros.

El responsable de Cultura en la Xunta, Román Rodríguez, aseguraba a finales de agosto que el expediente se cerraría "en semanas" y "seguramente" conllevará una sanción dentro de lo que fija la ley de patrimonio. Este primer expediente se abrió después de comprobar que el teléfono para reservar las visitas estaba desactivado. El Pazo de Meirás fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2011.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, insinuó el pasado jueves que detrás de las "provocaciones" de la Fundación Franco está el interés de conseguir un beneficio económico y aseguró "Nosotros ya llevamos mucho tiempo observando determinados planteamientos y a lo mejor buscan algún interés. Desde luego no van, en ningún caso, a conseguir dinero ni a que se incumplan las leyes", indicó. Tanto Feijóo como Román Rodríguez insistieron estos últimos días en que si la familia Franco no quiere cumplir con las exigencias de un edificio BIC, pueden donar el pazo y que pase a ser parte del patrimonio autonómico. El conselleiro consideró que esta puede ser la manera de que la familia Franco "se reconcilie" con "parte de la sociedad", ya que ambos insistieron en que no es una opción dar dinero a la familia del dictador. La tercera vía que han solicitado en el Parlamento En Marea, BNG y PSOE consiste en reclamar al Estado un cambio legislativo que abra la puerta a la posible devolución gratuita del pazo. El PSdeG calificó de "vergonzosa" la reacción de la Xunta ante los "desafíos" de la familia del dictador y reclamó "sanciones inmediatas". Exigió, además, que se garantice la reapertura del pazo al público.

"Se está riendo de Galicia"

Muchas voces mostraron ayer su indignación con la situación del pazo y la actuación de la familia y la fundación Franco. El Concello de Sada reiteró su ofrecimiento a gestionar las visitas y recamó de nuevo a la Xunta que remate su "pasividad cómplice". "Lo que hay que cancelar de una vez es la vergüenza del pazo detentado por los Franco", aseguró el alcalde, Benito Portela, en un comunicado. En la misma dirección van las palabras de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica (CRMH), que afirmó que la Fundación Franco "se está riendo de Galicia, de su presidente y de todas las instituciones democráticas".

El presidente de la Diputación coruñesa, Valentín González Formoso, abogó por buscar "fórmulas legales" para la devolución del pazo a manos públicas y aseguró que en los próximos días convocará a la comisión creada para tal objetivo. El secretario general del PP gallego, Miguel Tellado, consideró a la Fundación Francisco Franco "un anacronismo histórico" defendió que "lo mejor que podría hacer es disolverse", ya que "no tiene razón de ser en una sociedad madura". Abogó además por buscar "mecanismos legales" para que pase a ser titularidad de la Administración. El pleno del Ayuntamiento de Lugo debatirá en el próximo pleno si declara a ambas, familia y fundación, como "non gratas", en base a una moción que defenderá el BNG de la ciudad.

Miembros del partido nacionalista y del sindicato CIG irrumpieron a finales de agosto en el pazo y desplegaron un par de pancartas que al grito de "que nos devuelvan lo robado" para reclamar que el BIC pase a ser de manos públicas. El Pazo de Meirás, lugar de veraneo de Franco, acabó en sus manos tras una venta a base de donaciones forzosas de los vecinos de la zona.