Antes de finalizar este mes comenzarán las obras de instalación de la carpa gigante de madera y metacrilato en la Lagoa de Mera, paralizadas desde el pasado mes de abril al comprobar la empresa adjudicataria, tras una cata, que el terreno era más inestable de lo que pensaba y solicitar un aumento de la partida, según aseguró el alcalde, de casi 60.000 euros.

El Concello informó de que fue la empresa redactora del proyecto la que aceptó asumir este sobrecoste después de negarse el Ayuntamiento a pagarle más dinero a la adjudicataria al considerar que los documentos que les habían aportado eran correctos y el error de cálculo había sido de o el equipo redactor o la adjudicataria por presentar una oferta baja para hacerse con el contrato. De hecho la oferta fue considerada temeraria por la mesa de contratación (más de un 26% de rebaja sobre el precio de licitación), pero después justificó la cantidad y le adjudicaron la obra.

La empresa de ingeniería que redactó el proyecto, de esta forma, abonará el sobrecoste que supondrá hacer un pilotaje más profundo en la tierra para asentar encima la gran cubierta. Aunque la empresa pedía 60.000 euros, al final lo que va a poner de su bolsillo a mayores son unos 30.000 euros, según confirmó el Ejecutivo (se adjudicó la obra por 323.871 euros, IVA incluido).

Plazo de tres meses

El Concello de Oleiros llegó a amenazar con llevar a la adjudicataria a los tribunales si no realizaba la obra por el importe que ofertó y tras meses de espera al final hubo un acuerdo, por lo que los vecinos de Mera el próximo año sí tendrán una carpa bajo la que celebrar las fiestas. El plazo de ejecución de los trabajos es de tres meses.

El Ejecutivo alegó que aportó un estudio que se hizo cuando se construyó al lado la Casa do Mar, en el que ya se advertía de que el terreno era muy blando porque era una zona de relleno, donde antes era laguna y mar.

Los técnicos que hicieron aquel estudio ya avisaban de que el terreno del entorno de la laguna de Mera era "inadecuado" porque tenía una capa superficial de arcillas "extraordinariamente blandas", suelo turboso "muy flojo y esponjoso" y gravillas, por lo que era necesario colocar pilotes a unos diez metros de profundidad al menos para que una construcción estuviese segura.