"Cuesta muchísimo. Pero ya sé girar", aseguraba ayer una alumna del colegio Wenceslao Fernández Flórez minutos después de sentarse en una silla de ruedas. Poco más tarde, a un compañero se le metió una rueda en un alcorque del campo da feira y terminó en el suelo junto a la silla que llevaba. Hasta los que mostraban una actitud más juguetona y se movían empujados por un compañero se percataban de las dificultades que entraña, por ejemplo, prestar atención a las explicaciones de las monitoras cuando, al tener que estar sentados, todos los que están delante de pie suponen una barrera visual. Una charla con proyecciones para informar y sensibilizar, explicaciones sobre artículos para facilitar actividades básicas como comer o coger objetos a distancia y probar durante un rato a moverse en silla de ruedas, con andador, con muletas o con antifaz, ayudó a los niños a entender mejor las dificultades diarias de las personas con discapacidad.

La jornada, que estaba organizada por la Asociación Galega Contra as Enfermidades Neuromusculares (ASEM Galicia) y la Asociación de Persoas con Diversidade Funcional e Familiares (Arela) en colaboración con el Concello de Cambre y con el CEIP Wenceslao Fernández Flórez, estaba dirigida a escolares de 5º y 6º curso de Primaria del colegio cambrés. En la parte práctica, por el campo da feira, destacó la hand bike o bicicleta para parapléjicos que cedió Ángel López, quien la utiliza para participar en maratones.

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Un circuito por la empatía en Cambre

El deportista, de la asociación ENKI, explicaba a los chicos cómo utilizarla y dejaba que la probaran. También mostraron sorpresa los alumnos al conocer artículos que utilizan personas con discapacidad para tareas cotidianas como abrocharse un botón, además de cubiertos o morteros diseñados a medidas para los usuarios que no pueden agarrar bien con las manos.

"Estas actividades funcionan muy bien. Unos alumnos que caminaban con los ojos vendados y con ayuda de un compañero comentaban lo difícil que debía de ser desplazarse para las personas sin visión que caminan solas, aunque lleven un perro guía. Los chicos participan mucho", comentaba una de las voluntarias de ASEM que acudieron a colaborar en la jornada, Raquel Zazo, estudiante de terapia ocupacional. Destacó que después de la sesión práctica, los alumnos realizarían una puesta en común de sus impresiones tras ponerse en la piel de personas que cada día tienen que enfrentarse a barreras que para la mayoría resultan invisibles.