El fuego devoró hace 56 años una industria puntera de la comarca de Betanzos: Hilados y Tejidos de Vilasantar. La industria, fundada a principios del siglo XX por el empresario habanero Luis Miranda y el banquero coruñés Jesús Núñez de la Barca, fue el motor de este municipio del rural durante décadas. Y sus protagonistas, mujeres que cobraron un salario que les proporcionó una independencia y un poder inusual en el rural coruñés en aquella época.

El documental A silenciosa revolución das mulleres de Vilasantar rescatará ahora del olvido la historia de esta fábrica de tejidos que actualmente sigue en pie reconvertida en granja. Y, sobre todo, pondrá cara a esas pioneras. A unas mujeres que no daban puntada sin hilo. El proyecto audiovisual ha sido uno de los ganadores del I Premio Luísa Villalta de Proxectos Culturais pola Igualdade convocado por la Diputación, que subvencionará con 18.000 euros este documental.

La impulsora de este proyecto, la periodista Marina Chiavegatto, ha entrevistado durante los últimos meses a varias de las mujeres que trabajaron en Hilados y Tejidos de Vilasantar, mujeres que tienen ahora entre 75 y 85 años y que recuerdan aquellos años en que eran ellas las que llevaban el salario a casa: más de treinta pesetas a la semana que si bien no daban para grandes lujos sí les proporcionaban una autonomía poco común en el rural gallego de aquella época.

"La fábrica dio trabajo a alrededor de trescientas mujeres que cambiaron la economía y la organización social de toda una comarca al inicio del siglo XX en Galicia. Cobraban 37 pesetas a la semana, un salario que era su independencia, el empoderamiento femenino antes de que el concepto llegase a nuestra tierra", explica Marina Chiavegatto, que no puede ocultar su entusiasmo por este proyecto con el que pretende rendir tributo a estas revolucionarias del rural. "Ellas recuerdan el poder que tenían entonces las mujeres de Vilasantar", explica esta periodista, que proyecta el documental como un relato coral.

Y es que son muchas las historias entretejidas entre las cuatro paredes de esta fábrica a orillas del Tambre. Desde la de la mujer que compaginó el trabajo en la industria de tejidos con las duras labores del campo para enviar a sus hijos a la universidad, a la de la primera encargada de la fábrica: "Era la única mujer en las reuniones y eso en aquel momento tenía muchísima importancia".

Había otros detalles que marcaban la diferencia. "Ellas recuerdan que ligaban más que ninguna, que todos querían salir con ellas", relata Chiavegatto. Y también que en muchas ocasiones eran los hombres los que hacían las tareas del hogar y ellas las que llevaban el dinero a casa. "Una mujer cuenta cómo su marido pedía a los niños que no hiciesen ruido para que su madre pudiese descansar al volver del trabajo", explica esta periodista.

La industria de la familia Miranda se convirtió con los años en el motor del municipio. "Hizo que Vilasantar creciese, se abrieron muchos comercios que vivían en torno a la fábrica", explica la periodista. Fueron tiempos de bonanzas, años de cierta holgura que comenzaron a ir a menos en los años cuarenta.

Tras la Guerra Civil, la carestía de la materia prima, la pérdida generalizada de poder adquisitivo y las dificultades para financiar las compras de algodón provocaron el declive de la fábrica. La familia Miranda vendió las instalaciones y unos años después el fuego puso la puntilla. Y es que el incendio que se declaró en 1962 en extrañas circunstancias supuso la estocada final. Hay teorías y teorías sobre las causas. "Los vecinos sospechan que fue un incendio provocado", explica la periodista, que intenta encontrar ahora fotografías antiguas de la factoría en funcionamiento.

Su documental permitirá recuperar este trocito de historia escrito por mujeres. Espera estrenarlo el próximo septiembre en Vilasantar y hacer una gira por toda la comarca para proyectarlo en centros educativos y sociales. El proyecto audiovisual irá de la mano de la puesta en marcha de una página web que recoja la historia de esta factoría y preserve la memoria de estas trescientas pioneras.