La familia Franco confirmó ayer su intención de colgar el cartel de se vende en el pazo de Meirás. Fallecida la matriarca, Carmen Franco, los nietos del dictador aspiran a desprenderse cuanto antes de un inmueble que ha estado siempre rodeado de polémica y que las instituciones públicas aspiran a recuperar por los "vicios" en su adquisición. Donaciones forzosas, desvío de fondos públicos, recortes en nómina de funcionarios son algunas de las irregularidades que jalonaron su entrega al militar golpista y a las que apelan ahora Xunta, Diputación y Concello de Sada para exigir la devolución gratuita.

Los Franco no han recogido el guante del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que instaba recientemente a los herederos del dictador a donar voluntariamente este Bien de Interés Cultural para "reconciliarse con el pueblo español". En declaraciones al ABC, Francis Franco confirmó que han solicitado una tasación y que pondrán el pazo a la venta.

No es la primera vez que la antigua residencia de Emilia Pardo Bazán es blanco de la especulación inmobiliaria. El libro de Carlos Babío y Manuel Pérez Lorenzo Meirás, un pazo, un caudillo, un espolio depara más de una curiosidad, como el supuesto interés de Julio Iglesias por adquirir la residencia de veraneo del dictador, por la que habría llegado a ofertar 400 millones de pesetas, según recogen en informaciones de la época, que se hacían eco también de las negociaciones para instalar un casino.

A estos supuestos amagos de compra y a otros tantos que sonaron y que no llegaron a confirmarse, se suman los intentos fallidos de las administraciones. Uno de los más llamativos se produjo hace 36 años. En pleno debate de la capitalidad y con Joaquín López Menéndez al frente del Ayuntamiento de A Coruña, el pazo de Meirás se convirtió en una codiciada medalla para un sector del coruñesismo que vio en su compra y cesión como sede de la Xunta una oportunidad de colmar sus aspiraciones. La compra llegó a anunciarse en algunos medios, como Mediterráneo, que el 7 de marzo de 1982 daba por consumada la compra: "Vendido el pazo de Meirás", titulaba.

La operación nunca llegó a materializarse. La compra debía aprobarse en pleno, muy dividido, y la iniciativa perdió fuelle a raíz de las movilizaciones ciudadanas en contra de lo que consideraban un dispendio. "Una caravana automovilística recorrerá el próximo día 24, miércoles, el centro y los barrios de La Coruña para expresar la su oposición a que se inviertan 230 millones de pesetas en la compra y reparación del pazo de Meirás por parte del Ayuntamiento mientras hay numerosas y graves necesidades, especialmente en los barrios", informaba el 22 de marzo de 1982 La Hoja del Lunes.

Las protestas llevaron al Ayuntamiento a dar un paso atrás, pero seis años después, en 1988, la Diputación, realizó otra intentona. Con Romay Beccaría al frente, la institución provincial negoció la adquisición del inmueble para "uso cultural". Los medios de la época recogen declaraciones de Cristóbal Martínez Bordiu, que no cerraba la puerta a la venta a la venta. En unas entrevista de Luis del Olmo, el marqués de Villaverde hacía en 1989 toda una declaración de principios: "Todo se compra y se vende. Depende de si nosotros podemos seguir manteniéndolo o no. Porque claro, el Canto del Pico, el pazo de Meirás y la casa de los Hermanos Bécquer son patrimonios muy caros, que no rinden y cuestan mantener. Y llega un momento determinado que una vaca se queda sin leche, porque se acaba, y hay que comerse la vaca porque si no la vaca acaba con nosotros"

El exalcalde de Sada, Ramón Rodríguez Ares, confirmó a este diario su participación en aquellas negociaciones. "Hubo una comida en Mariñán, con los marqueses, Romay y yo; pero la oportunidad se perdió porque tres diputados se opusieron. Romay quería hacer una universidad tipo americano, estaba ilusionado", relataba en 2007.

La declaración del pazo como Bien de Interés Cultural por iniciativa del bipartito en 2008 supuso un freno a la especulación. Los Franco pleitearon hasta el final contra la declaración de BIC por las limitaciones de patrimonio, el derecho de tanteo de la Xunta ante una posible venta y la obligación de abrir al público cuatro días al mes. Todos sus recursos fueron rechazados.

Desde entonces, no han trascendido intentos de venta. BNG y PSOE sopesaron su expropiación para convertir el pazo en un centro de recuperación de la memoria, opción que descartaron porque supondría un "repago de un expolio". El nuevo intento de los Franco de vender su residencia de veraneo coincide con el momento de mayor presión para exigir su devolución. Los incumplimientos del régimen de visitas del BIC , la delegación de la gestión a la Fundación Franco para que exalte la "grandeza" del dictador y la publicación del libro de Babío y Lorenzo que documenta el desvío de fondos públicos han insuflado fuerza a la demanda.

Los políticos han hecho un frente común para intentar recuperar el pazo y el Concello de Sada ha impuesto limitaciones a los cambios de uso para obstaculizar su venta. Todos los partidos coinciden en que ha llegado el momento de recuperar Las Torres. Para los Franco, en cambio, parece que ha llegado el día de "comerse la vaca".