Ramón Díaz lleva unos veinte años como agente forestal en el distrito II, que abarca un vasto territorio compuesto 26 municipios. Son solo 16 efectivos para velar porque se respete la ley de montes en Aranga, Betanzos, Oza-Cesuras, Coirós, Curtis, Irixoa, Miño, Paderne, Vilasantar, Vilarmaior, Cabana de Bergantiños, Abegondo, Arteixo, Bergondo, Cambre, Carral, A Coruña, Culleredo, Laracha, Oleiros y Sada, Carballo, Coristanco, Laxe, Malpica de Bergantiños y Ponteceso.

Una brigada que se queda más que escasa para tramitar el volumen "brutal" de denuncias que llegan a su distrito por el incumplimiento sistemático de las distancias que marca la ley en las plantaciones. "Lo de Galicia con el eucalipto roza ya la enfermedad, comienza a tomar el cariz de una plaga, tenemos denuncias hasta por plantarlos en las pistas", lamenta este agente.

La proliferación y el descontrol en las plantaciones de eucalipto ha llevado a esta distrito forestal a poner en marcha una iniciativa pionera en colaboración con el Concello de Curtis: instalar carteles en tramos de las carreteras estatales, autonómicas, provinciales y municipales para advertir a los propietarios que tienen dos meses de plazo para retirar el arbolado que incumpla las distancias que establece la legislación y que se enfrentan a multas que pueden alcanzar los 100.000 euros.

Si el impacto se mide por el nivel de cabreo de buena parte de los destinatarios, puede decirse que la campaña ha sido un éxito rotundo. "Hemos recibido muchas llamadas de gente enfadada, pero han reaccionado", relata este veterano de los montes. "Ahora se quejan de que solo les demos dos meses, pero la ley se aprobó en 2012 con dos años para adaptarse y y ya estamos en 2018. Intentamos hacerlo por las buenas, concienciar a la gente, pero fuimos incapaces: la capacidad económica del eucalipto es superior a la conciencia que puedas crear en el propietario", destaca este agente forestal, que pone el acento en el riesgo que entraña no respetar las distancias a carreteras y domicilios en caso de incendio.

La ley de montes no ha resultado del todo efectiva hasta el momento y para Ramón Díaz se debe en buena medida a un "problema endémico" en Galicia: la falta de implicación de los ayuntamientos. "Planteamos esta iniciativa a todos los concellos del distrito y el único que aceptó fue Curtis. Los ayuntamientos deben estar en la primera línea, tienen que implicarse, si no se ponen al frente, desde arriba podemos hacer muy poco. Los concellos tienen que implicarse sí o sí", recalca. Su trabajo diario a pie de monte le ha permitido comprobar , y también sufrir, la baja implicación de los regidores. "Los alcaldes no están nada por la labor, son muy reacios a aplicar esta ley a sus vecinos. Curtis es el único que se ha mostrado receptivo ", afirma.

Las distancias que deben cumplir las plantaciones en este municipio y en otros del distrito como Aranga son superiores por su inclusión en la zona de alto riesgo de incendios. En el caso de coníferas como el eucalipto tienen que respetar una distancia mínima de 50 metros de las viviendas, 10 de las carreteras convencionales y seis en las pistas forestales principales. Para este agente forestal, el incumplimiento reiterado de la ley tiene en parte su explicación en el minifundismo. "El problema es que en el rural hay explotaciones tan pequeñas que si les quitas esos metros se quedan sin parcela", explica.

A las pequeñas dimensiones se suma la despoblación y el abandono del sector primario. Las ventajas que ofrece el eucalipto para los herederos de parcelas que ya no trabajan la tierra son muy difíciles de superar. Su resistencia, rentabilidad a corto plazo y autogestión en relación con otros árboles que precisan más cuidados explica en parte su éxito. "A nivel forestal no hay especie que compita si tienes una finca y quieres que produzca lo antes posible", destaca Ramón, que llama la atención sobre la resistencia del eucalipto nitens a heladas y plagas y su capacidad para "autolimpiarse "y "autopodarse", A eso suma el hecho de que ha conseguido mantener el precio frente a otras como el pino, que cayó con la crisis.

"No se trata de demonizar el eucalipto, el riesgo está el monocultivo", incide este trabajador, que apela a la necesidad de concienciar a los propietarios de las parcelas y a las empresas encargadas de las talas y que lamenta que la Lei de Montes de Galicia se haya redactado sin escuchar las sugerencias de los agentes forestales.