A la Corporación betanceira le cuesta desprenderse de un mal hábito que va camino de convertirse en tradición, el de prolongar las sesiones plenarias hasta bien pasadas la medianoche. Su inclinación hacia las sesiones after hours ha llevado al secretario municipal a suspender por segunda vez consecutiva un pleno tras marcar las manecillas del reloj las doce de la noche.

El nuevo habilitado nacional no parece estar dispuesto a transigir con una costumbre arraigada en el plenario betanceiro que ha deparado situaciones insólitas, como levantar una sesión casi a las dos de la madrugada.

Este gusto por los debates intempestivos no solo supone un grave escollo a la participación ciudadana, sino que va en contra del reglamento municipal y podría dar pie incluso a impugnar los acuerdos y a que éstos fuesen declarados nulos de pleno derecho por aprobarse a destiempo. Y es que la normativa es clara y establece que un pleno no puede alargarse más allá del día de la convocatoria, pero la medianoche parece coger siempre a los ediles por sorpresa.

Su dificultad para adaptar su discurso a los tiempos que estipula el reglamento obligó a dejar sobre la mesa en el mes de enero una moción sobre la rehabilitación de la pasarela del Pasatiempo, que tuvo que debatirse al inicio de la sesión de este mes, y ha forzado ahora a posponer el debate de dos propuestas para la próxima sesión de marzo.

El pleno se saldó además sin el preceptivo turno de ruegos y preguntas, fundamental para que la oposición pueda ejercer su función de fiscalización y control del Gobierno local.

El Ejecutivo municipal y la oposición han hecho en más de una ocasión propósito de enmienda, pero parecen incapaces de erradicar esta mala costumbre, que fue advertida también en varias ocasiones por el anterior secretario municipal sin resultado.