Desperté en medio de un bosque con varias personas que llevaban puestas unas viejas armaduras. Me miraban. Hablaban entre ellos susurrando, hasta que decidieron dirigirse a mí.

-¿Estás bien, chico?- Me preguntaron.

-Sí, sólo que estoy un poco cansado.

Siguieron hablando entre sí hasta que decidieron decirme que si quería ir con ellos al castillo Eichenwalde. Ahí supe que me encontraba en Alemania, un nombre tan raro sólo podía ser de allí, y también me di cuenta de que estaba en la Edad Media.

Cuando llegamos me presentaron al rey.

- ¿Qué haces por aquí, chico?

- Nada, creo que me he perdido, no se cómo, porque yo soy de España, y no sé cómo os entiendo, porque hablo español.

- ¿España?

- Sí, en la Península Ibérica

- ¿Estás loco? En la Península Ibérica hay cinco países: Granada, Castilla, Aragón, Navarra y Portugal.

No me acorde que estaba en la edad media,aun no existia España como tal

- ¿Dónde crees que estamos?

- En Alemania, ¿no?

- Definitivamente estás loco; estamos en Sajonia, en el año 1356.

Otra cosa que se me pasó, en el medievo aún no existía Alemania. De repente, un soldado entró apresurado en la sala.

- Señor, esos sucios bribones de Bohemia nos atacan.

- ¡Malditos asquerosos! ¡Les haremos pagar por ello!

Salimos apresurados y vimos una lluvia de flechas dirigiéndose hacia nosotros.

- ¡Corre chico!

Me alcanzó una de ellas en el hombro.

- Chico, ¿estás bien?!

Entonces abrí los ojos de nuevo, estaba en mi pupitre, me había quedado dormido en la clase de Historia, y el que me gritaba al oído era mi profesor. Me llevé una buena bronca, pero eso era mejor que un flechazo en el hombro.