Había una vez un fantasma al que le gustaba el arte y viajaba por los puentes buscando un árbol de color rojo. Un buen día, el fantasma se detiene a mirar perplejo un canal porque al otro lado hay un pequeño caracol, un foco que concentra mucho calor porque padece un síndrome muy raro que hace que tenga mucho sudor. Fue entonces cuando el fantasma le dio agua y le ayudó.

El origen de esta historia es que si alguien se encuentra mal, intenta ayudarlo.