Llevan casi una década terminados y abandonados, han sufrido robos, han sido usados por okupas, se han cubierto de maleza varias veces, han forzado los portales de entrada y están abiertos, y ahora han aparecido sus fachadas con pintadas. Las dos promociones de chalés de Cabreira, una con una docena de viviendas y otra con cuatro, situadas a pocos metros de la entrada al núcleo de Mera, son una de las imágenes más simbólicas y descriptivas de la crisis económica y el crac de ladrillo. Sin embargo, los expertos inmobiliarios consideran que pronto podrían empezar a comercializarse de nuevo, siempre que se rebaje su precio.

Una de las promociones la ejecutó Galibrokers y otra un grupo vasco-madrileño aunque ahora está en manos de una entidad bancaria, que se encarga de limpiar la maleza que se genera en el jardín de entrada cada cierto tiempo (la primera vez fue el Concello el que hizo el trabajo de forma subsidiaria). Aún así no han podido evitar que hayan nacido plantas invasoras, las conocidas como plumachos, en las terrazas e incluso se puede ver alguna en el tejado. El banco sin embargo podría sacar próximamente a la venta estos chalés.

"Ahora se está vendiendo mucho en Mera, nosotros colocamos todos los pisos, en venta o alquiler, que teníamos. Y 16 parcelas en Canide. El 2017 y lo que va de 2018 ha sido muy bueno. Y va a ser un revulsivo muy importante la ejecución del SUD-1, el sector junto a la laguna de Mera, para el resto de ventas. Estos chalés de Cabreira se pueden vender muy bien si los sacan, pero siempre que reduzcan el precio. Salieron por unos 500.000 euros y un precio razonable serían unos 300.000 euros, que es por lo que se está vendiendo por aquí en este tipo de viviendas", destacó ayer Javier Aguado de la agencia inmobiliaria de referencia en el municipio, Mera Home.

Lo duro de la crisis económica, para la mayoría, ha terminado, pero los precios no pueden volver a ser los mismos que antes de 2009, porque sino estas viviendas se quedarán sin salida. Los bancos suelen acudir al FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) para contar con ayudas que les permitan sacar a la venta estos activos inmobiliarios con precios más reducidos y competitivos.

Justo detrás de este grupo de chalés en Cabreira, otra promotora inició en 2016 la excavación para ejecutar una promoción de seis chalés adosados también. Sin embargo, tras realizar el movimiento de tierras, las obras se pararon y llevan así unos dos años. Los promotores suelen realizar movimientos de tierras para que no les caduquen las licencias, pero no inician la construcción hasta que tienen perspectivas reales de compra.

En Mera, pero ya frente a la iglesia de Serantes, sigue sin vender (también llevan muchos años parados) un grupo de diez chalés que se ejecutaron y nunca se lograron vender, otra víctima de la crisis. Y también son ahora propiedad de un banco.