El inicio de los trámites para declarar Bien de Interés Cultural La Terraza de SadaBien de Interés Cultural La Terraza de Sada ha sido acogido con satisfacción por expertos en patrimonio que demandan desde hace años que se distinga este singular edificio modernista, prácticamente único Galicia. El catedrático de Arquitectura José Ramón Soraluce, autor de varios estudios sobre este bien patrimonial, apelaba ayer a la importancia de un reconocimiento que se ha hecho de rogar y que abre al fin la puerta a ayudas para velar por su conservación.

"La legislación sobre patrimonio da ciertas prerrogativas de protección a los BIC", explica este experto, que junto a Laura Bouza ha publicado recientemente el estudio Las siete terrazas de Sada, en el que repasaba las transformaciones que ha registrado este edificio desde su construcción en 1912 en los jardines de Méndez Núñez.

Ese estudio concluía precisamente con la advertencia de que el mantenimiento de La Terraza presentaba "numerosas deficiencias, con elementos dañados, tanto de carpinterías como en elementos decorativos de fachada y piezas d e hierro de las marquesinas". "Estamos en un período de urgente demanda para que se realice la octava Terraza de Sada".

¿Pero cómo debe ser esa octava terraza?. Los expertos de Patrimonio de la Xunta apelan a la necesidad de elaborar un plan integral de conservación y plantean la posibilidad de restituir adornos del inmueble de los que se conservan datos.

José Ramón Soraluce aboga también por redactar un plan integral que recoja las labores más inmediatas de mantenimiento así como actuaciones para mejorar la situación y estado de este Bien de Interés Cultural. Este arquitecto coincide con los propietarios del edificio y con expertos como Xosé Lois Martínez en el impacto que supone el tráfico circundante debido a la fragilidad de los materiales de La Terraza: madera, hierro y vidrio.

En esa línea, Soraluce recordaba ayer que La Terraza fue concebida en su día como un kiosko de refrescos y golosinas en los Jardines de Méndez Núñez y que se trasladó a Sada en 1923, en la estación terminal del tranvía. La desaparición de este medio de transporte y el imparable incremento de los vehículos provocó el progresivo declive del edificio desde finales de los años 50 hasta principios de los 80, década en el que la Xunta financió una rehabilitación diseñada por Carlos Fernández Gago que permitió devolver al inmueble sus adornos y colores originales.

La intervención resultó crucial para detener la ruina y preservar este kiosko modernista, pero no logró frenar la modificación radical de su entorno. Como destaca Soraluce, los rellenos en el borde marítimo "dejaron a la Terraza convertida en una isla urbana rodeada de un tráfico intenso y aparcamientos".

Los propietarios del edificio apelan precisamente a la circulación como uno de los principales problemas a atajar. Aseguran que remitieron un anteproyecto de restauración a Patrimonio que no ha podido ejecutarse porque la Administración supeditó su ejecución a la reducción del tráfico circundante.

La supresión de la circulación en este punto es compleja, dado que se trata de una de las principales arterias de Sada, como destaca Soraluce. Este experto sí cree necesario buscar alguna solución para la reducción del tráfico" y dotar al edificio de "un entorno más noble", con la supresión de estacionamientos y otros elementos poco acordes.

Sobre los usos, los arquitectos José Ramón Soraluce y Laura Bouza inciden en la necesidad de que sea un espacio vivo. "Si La Terraza no hubiese mantenido la cafetería sería un edificio en ruinas, si sigue en pie es gracias a los propietarios", destaca Soraluce. Ambos expertos coinciden con los técnicos de Patrimonio de la Xunta y del Concello en la conveniencia de usos complementarios, como los culturales. "Es muy importante respetar su esencia", destacaba ayer Laura Bouza.