Mónica Castelo no es una supermujer. Porque todas lo son. Pero ella, además, nació con unas cualidades que la hacen extraordinaria: a su talento innato unió su capacidad de trabajo y de sacrificio y es una flamante bicampeona de Europa de rugby. Fíjense en su cara porque tendrían que ir pidiéndole autógrafos por la calle, no tiene nada que envidiar a ningún futbolista de élite. Sin embargo, cualquier vecino se podría encontrar un día cualquiera a esta campeona en el restaurante de sus padres en Nós sirviendo mesas de la forma más anónima y humilde. O también pueden ver a esta oleirense de 31 años, jugadora del CRAT y diplomada en magisterio, en el complejo deportivo de Elviña.

- Dos trabajos, entrenamiento, partidos, ayudar a la familia... ¿De dónde saca el tiempo?

-Bueno, ahora ya no ayudo en el restaurante porque mis padres se acaban de jubilar. Es algo que hice toda la vida, en casa todos echábamos una mano.

- ¿Cómo es un día normal en la vida de una campeona de Europa de rugby?

-El despertador suena a las seis y veinticinco de la mañana y a las siete y media ya entro en Elviña donde trabajo como monitora en la piscina. Ahí estoy de lunes a viernes hasta las tres y pico. Llego a casa, como ,y a las cuatro y media ya estoy en Perillo dando pasantías hasta las ocho. Después me voy al entrenamiento, de diez a doce de la noche los lunes, martes y viernes.

- ¿De diez a doce de la noche?

-Sí, muy tarde porque no tenemos un campo decente, están rehabilitando el de la Universidad donde estábamos y aún no han terminado las obras. Ya llevamos tiempo así, parece mentira con un equipo de 300 fichas y que ha ganado dos veces el europeo. El año pasado nos prestaron uno en Arteixo y entrenábamos de siete a nueve de la tarde pero este año nos toca de diez a doce, unos días en Acea de Ama y otros en el campo del Leyma de A Coruña. Al terminar a las doce de la noche, llegas a casa y estás muy activa, te acuestas a la una y media y a las seis y media ya tienes que levantarte. Y el fin de semana, juego.

- Le he oído decir que no hay deporte de hombres y de mujeres. Hay deporte y punto.

-Sí, es una tontería decir eso. A lo mejor en velocidad y en contacto físico hay diferencia, ellos son más fuertes, pero un partido femenino es igual de espectacular que uno masculino, y si una jugadora es buena técnicamente, es igual que un hombre.

- Un equipo femenino y además de un deporte minoritario. Dos aspectos que les relegan a un espacio mínimo en los medios de comunicación.

-Por más que te jorobe, si en los medios no sale es porque a la gente no le interesa. Este fin de semana pasado la selección gallega femenina quedamos campeonas de España y no salimos en ningún lado. También me sentí muy mal en 2015 cuando ganamos la liga en división de honor porque ningún equipo gallego ha sido campeón de España en un deporte salvo el Dépor y el Liceo, y además femenino. Pero ese mismo día jugaba el Dépor y la portada fue para el descenso del equipo.

- Tiene que trabajar porque, a pesar del éxito, del rugby a nivel profesional, no se puede vivir.

-No, en España no. Algunas reciben algunas becas...

- ¿ Va a continuar más temporadas en el rugby?

-Normalmente sobre los 33-34 años ya es una edad. Depende también del puesto en el que estés. Yo tengo 31, ya fui al mundial, al europeo... Me gustaría seguir jugando mientras pueda compaginarlo con el trabajo pero también puede que cambie de deporte. Aún no me veo con ganas de opositar. Sí me gustaría enseñar. Me gustaría entrenar a un equipo de rugby.

- Empezó en natación.

-Sí, sobre los ocho o diez años. Después empecé en Remo, en Perillo, pero cuando probé el rugby ya no lo dejé. El un tópico pero somos una gran familia, el ambiente, el compañerismo que hay en el equipo... Y ya llevo once años.

- ¿Qué le diría a una chica para animarla a hacer rugby?

-Pues que lo pruebe, en el rugby hay sitio para todos, seas alta, baja, gorda, delgada... Si lo prueba y le gusta, lo demás va solo.