Para celebrar el día mundial del medio ambiente, la Diputación de A Coruña publicó el pasado martes una nueva línea de subvenciones a actividades de conservación de la naturaleza. En otras palabras, este organismo tuvo la ocurrencia de elegir tal día para asestar un fuerte golpe a la financiación de las entidades ecologistas. ¿Maquiavelismo o mera incompetencia? Siga leyendo y fórjese su propia opinión.

En el año 2017, la Diputación comunicó extremadamente tarde las subvenciones concedidas a los programas que concurrían éstas, con otras entidades. Concretamente, las resoluciones definitivas para inversiones se publicaron a mediados de diciembre, y a primeros de enero del 2018 las destinadas a las actividades a realizar durante el año que ya había terminado. ¡Difícil planificarse de ese modo! Pero no piense que esto es lo peor.

En febrero realicé un análisis detallado de esas subvenciones, fruto del cual descubrí que la Diputación había concedido un total de 205.269,69 euros en subvenciones a la conservación de la naturaleza, a protectoras de animales y a sociedades de caza y pesca. Pero no los repartió equitativamente, pues si la naturaleza mereció tan sólo un 4% de esa cantidad, la caza y pesca recibió un 88%. Con objeto de que se meditase sobre ese injusto reparto, puse el análisis en conocimiento de varios diputados y técnicos provinciales.

El día 11 de mayo me invitaron a una reunión con el responsable de medio ambiente del Gobierno provincial. La cosa no pintaba bien, pues se trata de un firme defensor de la caza. Decidí exponer objetivamente los datos del análisis y los motivos por los cuales las entidades conservacionistas no encontraban una financiación adecuada en las líneas de subvención vigentes. En todo caso, no debía discutir de caza. Hablé largo y tendido, agradeciendo que los reunidos me escucharan atentamente. De hecho, una compañera me felicitó por la claridad de exposición. Sin embargo, yo me sentía frustrado. Tras mi disertación se nos comunicó que ya se habían redactado unas nuevas bases y que ya habían sido visadas por Intervención, por lo cual no se cambiaría ni una sola coma y se procedería a su publicación inmediata. En otras palabras, me habían hecho perder la mañana.

Si algo me gratifica en las numerosas jornadas de voluntariado ambiental que organizo, es observar en los participantes la mezcla de cansancio y satisfacción ante el enorme remolque repleto de sacos llenos de basura o de restos vegetales de especies exóticas invasoras. El cálculo del esfuerzo realizado es fácil, pues el volumen de la caja del remolque es de 4,5 metros cúbicos exactos.

Sin embargo, las nuevas bases de la Diputación no subvencionarán escenas como ésta. Contemplan el gasto en material escolar o en fungibles destinados a talleres, pero no lo requerido para las acciones directas de conservación que se realizan en el campo. Así quedan fuera los desembolsos en consumibles como los sacos de basura o los guantes, la inversión en herramientas para arrancar las invasoras o en el remolque para transportar los restos hasta su lugar de tratamiento.

Tampoco permiten adquirir prismáticos y telescopios para promover la observación ornitológica, libros especializados para la biblioteca de la entidad, el material de anillamiento de aves, los dispositivos de fototrampeo para censar mamíferos nocturnos, los detectores de murciélagos, la contratación de conferenciantes o monitores, la edición de los resultados de los censos invernales de aves acuáticas, y podemos continuar con un largo etcétera. Tampoco soñemos con la cofinanciación de acuerdos de custodia del territorio. El motivo es bien claro: Estos gastos e inversiones no están contemplados en la lista de gastos subvencionables.

Al comparar estas bases con las de otros sectores encontramos muchos datos llamativos. Por ejemplo, el máximo subvencionable es de 15.000 euros; sin embargo, para una entidad deportiva ese máximo es de 40.000 euros. ¡De qué me extraño! Ya se sabe que es más importante el fútbol que la conservación de la naturaleza.

Y una última guinda. En las bases se dejó una puerta trasera para que las sociedades de caza y pesca, además de poder seguir accediendo a otras cuatro líneas de subvenciones, tengan la alternativa de optar por las de conservación, bastando demostrar al menos dos años de antigüedad y que en sus fines estatuarios aparezca en algún lugar la expresión "defensa del medio ambiente". ¡No hay nada como tener buenos padrinos!

Los ecologistas estamos acostumbrados a perder batallas. Pero si algo hemos demostrado es que no nos rendimos fácilmente. Seguiremos en pie en defensa de la naturaleza, con o sin subvenciones de la Diputación.