Las fiestas parroquiales son, sin duda, una de las tradiciones más arraigadas y apreciadas por la comunidad gallega. Cada lugar, parroquia y concello organiza las suyas propias, que constituyen una auténtica manifestación de la identidad cultural de cada asentamiento. Es por eso por lo que la Universidade da Coruña quiere proponer, en conjunto con la Asociación Galega de Orquestas, la declaración por parte de la Xunta de la fiesta parroquial gallega como Patrimonio Cultural Inmaterial de Galicia.

El catedrático de Derecho Administrativo de la UDC, Carlos Amoedo, fue el encargado de elaborar, a petición de la citada asociación, un informe pormenorizado que avala esta petición. Con ese dictamen, en el que se analizan factores como la dimensión histórica y el proceso de modernización de estas verbenas, se pretende proteger a las fiestas patronales del excesivo intervencionismo y trabas burocráticas impuestas por los concellos a su celebración, trabas que pueden derivar a una posible desaparición de estas festividades. El presidente de la Asociación Galega de Orquestas, Manuel Fariña, alega que la intención principal de la asociación es "otorgar una protección a las fiestas ante las numerosas injerencias administrativas que complicaban la organización por parte de los vecinos, que lo hacen por costumbre y no por obligación". Fariña manifestó del mismo modo su preocupación ante la posible pérdida de "una de las tradiciones más importantes de Galicia, quizá única en el mundo, ya que no existe ningún lugar en el que se hagan tantas fiestas como aquí en relación al tamaño de país".

Desde la asociación se pide, sobre todo, protección y ayudas a las comisiones de fiestas por parte de las administraciones públicas, como medida de freno ante esta posible desaparición. Una paulatina pérdida que puede venir acelerada por las trabas impuestas en el marco de la ley de espectáculos de 2013, actualizada en 2017, que aunque facilita a las comisiones la organización de las fiestas, exige exhaustivas medidas de seguridad a los profesionales del espectáculo. "Las estructuras tienen que estar al día, nos parece bien, pero que no sean las comisiones de fiestas las encargadas de exigirlas, sino que se hagan cargo las propias empresas", añade Fariña.

"Este intervencionismo excesivo que se produce a partir de 2013 con esta ley de espectáculos, que impone estos requisitos burocráticos produjo un cierto desaliento en las comisiones, que no son promotores profesionales, sino vecinos que se reúnen por cariño y que no tenían con esta ley una seguridad jurídica", añade Amoedo a este respecto, y aunque afirma que la Ley de Espectáculos de 2017 apuesta por esta seguridad, "no está claro como la interpretará cada concello, lo cual impedirá el florecimiento y conservación de estas fiestas".

Amoedo remarca en la necesidad de que los poderes públicos tomen conciencia de las fiestas patronales más allá de la perspectiva turística o la de la seguridad y los riesgos, y comiencen a considerarlas en el marco de los bienes patrimoniales. "Estas fiestas son un fenómeno cultural que debe conservarse y enriquecerse en la medida de lo posible. El impulso de la declaración de patrimonio inmaterial puede llevar no solo al mantenimiento de esta tradición, sino a la conservación de la memoria viva del país".

Con este objetivo, el catedrático y la asociación pretenden recopilar testimonios orales y fotografías que den cuenta de la pervivencia en el tiempo de estas festividades, con el fin de documentar cómo fue evolucionando la organización de fiestas a lo largo de los años. El catedrático incide en la necesidad de un trabajo común para lograr el objetivo. "Pretendemos así que las comunidades portadoras, ya sean concellos, asociaciones de vecinos o comisiones de fiestas firmen en los próximos meses una declaración de apoyo a este proyecto. Con todos estos elementos de apoyo social, podremos presentar una solicitud a la Xunta para que se abra el expediente de declaración de las fiestas parroquiales como bien de interés cultural en la categoría de Patrimonio Inmaterial".