Las estaciones de A Coruña y de Betanzos-Infesta son las únicas que en la actualidad mantienen un número de viajeros en trenes de media distancia similar al de 2011, de acuerdo con los datos proporcionados por Renfe sobre el tráfico entre la capital provincial y Ferrol. En la mayoría de las 16 estaciones y apeaderos que jalonan esa ruta se ha producido un descenso de usuarios, en algunos casos muy notable, mientras que en otras las estadísticas han desaparecido debido a la carencia de interventores que controlen la subida de personas, como sucede en Barallobre y Neda.

Los 1.395.200 pasajeros contabilizados en 2017 en la estación coruñesa no corresponden además solo a la línea de Ferrol, ya que esa cifra se refiere a todos los servicios de media distancia que se prestan desde esa terminal. En el caso de Ferrol, donde la mayoría de los trenes de media distancia efectúan solo ese recorrido, el año pasado se cerró con 35.100 usuarios, cuando en 2011 se habían alcanzado 52.600.

En Betanzos-Infesta, un punto clave en la ruta debido a la marcha atrás que debe llevar a cabo el tren para dirigirse hacia Ferrol, la demanda es incluso superior a la de 2011, ya que en 2017 pasaron por esa estación 9.800 personas, frente a las 6.800 de 2011. Pero en ese intervalo hubo cuatro años en los que el volumen de pasajeros se multiplicó hasta alcanzar su culmen en 2015 con 33.800, aunque al año siguiente se redujo a un tercio de esa cantidad.

La razón de esta subida y bajada repentina está en la política de Renfe, según explica Alberto Díaz, portavoz de la Plataforma en Defensa do Tren A Coruña-As Mariñas, ya que los trenes Alvia antes finalizan su recorrido en Ferrol y tenían enlace en Betanzos-Infesta con trenes de media distancia hacia otras localidades. La compañía estatal varió su destino final, de forma que Ferrol ha sido relevado por A Coruña y Lugo. Desde esa última ciudad hay un enlace con Ferrol con un media distancia, pero cuya demanda es incapaz de alcanzar la que se había alcanzado entre 2013 y 2015.

Una de las estaciones del recorrido que tenía un menor número de pasajeros, la de Franza, en el municipio de Mugardos, cerró sus puertas en 2013. La de Barallobre, en Fene, permanece abierta, pero desde 2015 Renfe carece de datos sobre su utilización, circunstancia que se produce en Neda desde este mismo año. "Siguen abiertas pero sin viajeros registrados porque no hay interventores para vender billetes o controlar quién sube al único tren por sentido y día que pasa por esas estaciones", destaca Alberto Díaz, según quien hay "miles de trenes sin interventor en los últimos años", con una especial incidencia en los servicios que se prestan con destino a las ciudades de Lugo y Ferrol. A partir de 2013 se dejaron de prestar servicios en numerosas estaciones, en las que solo se detiene un tren al día por cada sentido, mientras que los horarios "se cambiaron a peor", según Díaz.

El declive en la utilización del tren se aprecia en numerosas estaciones y apeaderos del corredor A Coruña-Ferrol, incluso en localidades con una demanda potencial. Díaz pone como ejemplo de la dificultad para usar el tren que en un lugar como Cambre el primer tren que hacia Ferrol para a las 07.06 horas, pero para volver hay que esperar al último servicio de la tarde, lo que le lleva a afirmar. "Están echando a la gente".

En su opinión, los trenes de media distancia podrían mover al medio millón de personas que viven en el corredor existente entre A Coruña y Ferrol, "pero ni la Xunta ni Fomento tienen voluntad de hacerlo". El portavoz de la plataforma considera que está en juego no solo el futuro de los servicios ferroviarios, sino incluso el de la propia Renfe "porque no se contrata al personal necesario y se recurre a empresas privadas para vender los billetes en los apeaderos".

Según detalla, las únicas incorporaciones que se efectúan en la plantilla de la compañía estatal son de maquinistas, mientras que faltan interventores en todas las dependencias de España y en todos los servicios pese a que se trata de la primera atención al cliente, aunque considera que "a la empresa no le importa que la gente suba a los trenes sin pagar".