Hace casi un mes que no se pierde ni un entrenamiento. Se acerca sigiloso por un terraplén hasta la zona de las gradas y desde allí observa cómo se preparan los jugadores de la Asociación Deportiva de Culleredo, en el campo municipal de Tarrío. Los deportistas han recibido con tal cariño a su nuevo aficionado, un zorro, que, además de echarlo en falta si en algún entrenamiento se retrasa y saludarlo cuando llega, han decidido convertirlo en la nueva mascota del equipo, cuenta el vicepresidente, Antonio Seijas.

"Al poco de empezar, viene a visitarnos nuestro amigo. Se pone encima del terraplén y nos mira. El otro día me avisó el portero: si no lo paramos, se lleva la bolsa con los petos", cuenta Seijas divertido. Su hijo Abraham se ha encargado de realizar una ilustración que muestra a un zorro como protagonista, con un balón en los pies, ante el escudo de la asociación y en un campo de fútbol.

Los futbolistas desconocen a qué se debe la presencia del zorro. Sospechan que puede tener una madriguera por la zona. "Esperemos que no aparezca ningún listillo y se lo cargue", teme Seijas.