La construcción de la línea de alta velocidad que conecta A Coruña con Vigo implicó que el ferrocarril dejase de circular por muchos apeaderos intermedios de pequeñas localidades, con lo que los edificios de las estaciones, que ya estaban cerrados, quedaron completamente abandonados y perdieron cualquier tipo de vinculación con el tren. ¿Qué ha sido de las construcciones de esta línea en la comarca coruñesa? La mayoría se han transformado para albergar nuevas actividades o están en ello.

Cerceda tiene cinco estaciones de ferrocarril en la actualidad a lo largo de su término municipal. Solo una, la moderna de Meirama, sigue operativa. Es la única en la que se puede subir al tren. Las otras cuatro son la antigua de Meirama, Queixas, Londoño y el apeadero de Vila da Igrexa. El Concello ha alquilado al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) las tres primeras y la última ya era de su propiedad. "Es el único patrimonio que teníamos", asegura el alcalde, José García Liñares. Por eso el Concello ha adquirido estos edificios mediante un alquiler durante 25 años.

La antigua estación de Meirama acoge en la actualidad el Museo de la Minería, con el que el Gobierno local de Cerceda pretende "rendir homenaje al significado de la minería del carbón en el municipio", según explicaba en el momento de su apertura en 2013. El apeadero de Meirama está situado a muy poca distancia del moderno. En esta zona, la línea antigua y la variante nueva discurren a muy pocos metros. El viejo camino de hierro sigue intacto en la zona de Meirama porque lo usan trenes cargados de madera y los convoyes que tiene como destino Sogama y la central térmica de Gas Natural Fenosa.

El apeadero de Vila da Igrexa, que es el más cercano al núcleo urbano de Cerceda, solo tiene una amplia marquesina, que está completamente abandonada. La vegetación cubre el exterior y el interior está desgastado. Todavía conserva los indicadores ferroviarios con el nombre del apartadero y a qué dirección va cada tren.

La estación de Queixas, que Adif denomina Cerceda, ya ni siquiera tiene la vía férrea (solo puede verse un camino de tierra por el que se intuye que discurrían las vías del tren). Fue desmontada tras la puesta en servicio de la línea de alta velocidad. Lo único que hace pensar que este lugar fue un apeadero ferroviario son los indicadores de la estación. El Concello de Cerceda ha rehabilitado el edificio por completo. El alcalde explica que su intención es convertir el inmueble en "un albergue". El regidor señala que el Gobierno local todavía tiene pendiente de realizar "inversiones" para acondicionar el interior del edificio. Una vez finalicen estas actuaciones, la antigua estación podrá tener un nuevo futuro como albergue.

El Concello tiene en mente un destino diferente para la estación de Londoño, que Adif denomina como Queixas-Londoño. El Ejecutivo municipal realiza en la actualidad la reforma del edificio para convertirlo en un centro de formación y oficina agroganadera. José García Liñares asegura que todavía está pendiente el cambio de tejado del inmueble. En esta estación tampoco hay ni rastro de la vía férrea (la vegetación ha invadido por completo el trazado por el que discurría el camino de hierro) y ni siquiera hay señales ferroviarias. Solo hay tres detalles que delatan el pasado de este lugar: un almacén típico de las estaciones, un depósito de agua y el andén, aunque este último está invadido por la vegetación.

Culleredo llegó a tener dos estaciones de tren: la de O Burgo y la de Bregua. La primera, que sigue en funcionamiento, forma parte de la línea A Coruña-Ferrol. La segunda, ubicada en la parroquia de Veiga, formaba parte del trazado entre A Coruña y Vigo. El ferrocarril dejó de pasar por Bregua con la construcción de la línea de alta velocidad. Este inmueble acoge en la actualidad un local de hostelería y la sede de la Asociación de Veciños de Bregua y de la Sociedad Deportiva de Caza San Miguel. En este antiguo apeadero solo se conserva el andén y una señal que marcaba el punto kilométrico de la vía.

Estas estaciones de Cerceda y Culleredo formaban parte de la línea ferroviaria de A Coruña-Santiago de Compostela, que se inauguró en 1943 y que fue reformada, con la construcción de variantes, hace unos años para permitir la circulación de trenes de alta velocidad.