La escultura más emblemática de O Burgo, guiño a su pasado templario, La espada y la rosa, comienza a acusar años de abandono. Inaugurada en 1991 y realizada por quien durante décadas vivió a escasos metros de su ubicación, José Rey Lago, la obra ha perdido ya una de las dos flores con las que se creó y en la actualidad está desconchada en numerosos puntos, acumula óxido y se encuentra cubierta de telarañas.

En la escultura pueden observarse también tres cordeles, dos más cortos, alrededor de ramas, sin utilidad aparente, y uno más largo que permanece atado al filo de la espada y a la rosa que queda, de la cual cuelga una parte. El autor de la obra sospecha que los propietarios de atracciones o puestos que acudieron a las fiestas de O Burgo pudieron servirse de la escultura como punto de apoyo para atar alguna parte de sus instalaciones o puestos. José Rey elude las críticas y se limita a expresar que le gustaría que se rehabilitase la obra. Familiares del escultor temen, además, que alguna parte de la obra se desprenda y pueda causar daños a algún transeúnte o vehículo.

Varias voces han demandado que se rehabilite la obra. Alternativa dos Veciños llevó a pleno una petición en 2016 para que se devolviese a la pieza a su estado original, además de proponer la creación de una escuela taller municipal que podría recuperar este y otros elementos del patrimonio municipal. Por el momento, no se ha actuado.

El Ayuntamiento asegura que los técnicos del Concello realizan en la actualidad "las labores de inspección oportunas para determinar qué acciones son necesarias a los efectos de actuar sobre la escultura". Elude dar plazos para los trabajos. La dejadez del Concello con la escultura contrasta con las loas que en la propia web municipal se dedican al escultor. "José Rey es, quizás, el mejor de Galicia en su trabajo, que fue encomiado hasta por los reyes de España", asegura el apartado dedicado a José Rey Lago dentro de la sección de Personaxes ilustres de la página web del Concello, en la que se le describe como un "moderno alquimista".

En el texto, el Ayuntamiento recuerda que la obra de Rey Lago que "está esparcida por muchos lugares de España (se puede destacar alguna obra suya en la Catedral de Burgos) en numerosas iglesias gallegas, como en los Salesianos de A Coruña, la de Laxe, O Burgo u O Temple, conservando en su casa cientos de obras que la convierten en un verdadero museo". El Concello dio el nombre de José Rey a la sala de exposiciones de Acea de Ama.