La celebración de las fiestas de la localidad de Santa Cruz hace unos años que generan molestias y quejas entre una parte de los vecinos, los que residen en la zona más cercana a la playa, en el barrio más tradicional. Muchos residentes programan sus vacaciones de verano para que le coincidan con este festejo y asegurarse así el estar fuera debido, sobre todo, al macrobotellón que se genera junto al paseo marítimo durante la madrugada y que impide conciliar el sueño. El malestar ha generado en un notable enfado después de la verbena nocturna del pasado lunes con la orquesta París de Noia, hasta tal punto que incluso el alcalde de Oleiros ha protestado públicamente por la situación.

La plaza Esther Pita terminó totalmente cubierta de basura pero el río que desemboca en la playa aún estaba en peor estado ayer por la mañana, con decenas de bolsas, botellas y otros residuos atascados en la presa. En la playa además apareció un contenedor de restos orgánicos que alguien lanzó desde el paseo marítimo. También tumbaron una farola. Ante la presencia de tal cúmulo de basura, ratas y ratones afloraron en el entorno y varios vecinos pudieron verlas e incluso fotografiarlas, en el entorno del río.

Uno de los integrantes de la comisión de las fiestas de Santa Cruz, Román Montero, destacó que ellos ya instalan todos los años un gran número de contenedores por todo el entorno, paseo marítimo y zona de O Repicho incluidos, además de poner carteles informativos sobre el deber de ser cívico. No obstante, subrayó que no está en sus manos que los jóvenes se vayan a hacer botellón al paseo marítimo hasta altas horas de la madrugada, ya que no es algo que puedan controlar. La comisión inicialmente había buscado una gran parcela alejada del centro urbano para ubicar el campo da festa, en las cercanías de Coruxo, pero finalmente no hubo acuerdo con el propietario del terreno.

Un gran número de adolescentes realizó un gran botellón en la zona del paseo situada después del restaurante El 13, donde se juntan en estos últimos años. "Son chicos y chicas de unos quince años de edad, que ni siquiera acuden a la verbena, van directamente a la zona donde hacen botellón, ni siquiera escuchan la música", señaló un vecino que vive en las cercanías de O Repicho, el barrio que más sufre esta situación.

"La comisión de fiestas tiene mucho mérito porque salvaron las fiestas cuando la anterior lo dejó, pero el problema es el modelo de fiesta por el que se apuesta, trayendo este tipo de orquestas a las que siguen en masa los adolescentes, tiene estas consecuencias. Y yo soy uno de los primeros en ir a las verbenas, pero habría que repensar el modelo", destacó un joven. "La rúa da Praia es el mexadoiro oficial, los vecinos, una concejala incluida, están hartos de baldear por las mañanas, y el olor es insoportable", añade otro residente.

"Yo y mi pareja nos vamos siempre de vacaciones cuando son las fiestas. El ruido que hacen de noche y de madrugada no te deja dormir, y ya no digamos toda la basura que queda. Esta celebración debía realizarse en las afueras, no en el centro del pueblo, en una plaza pública", subrayó otro residente en Santa Cruz. "Mientras estaban con la Festa do Langostino y la Festa dos Nenos, se paseaban las ratas por la zona", afirmó una señora.

El propio regidor oleirense, Ángel García Seoane, criticó los "estragos y basura" que causaron los jóvenes con el botellón. García Seoane también afirmó que las orquestas que traen ahora a las fiestas, de gran fama, son en realidad "un bluff", con cantantes que visten "trajes de payaso y de almirante".

En otras ocasiones el alcalde ya cuestionó la calidad de estas orquestas, que interpretan temas de moda, en contraposición con otras que había hace años como Os Satélites (que aún tocan hoy en día), en la que prima la voz y las buenas interpretaciones musicales.

El malestar de los vecinos por los problemas que conllevan las grandes orquestas de moda se sufre en el municipio desde hace unos tres años. En 2016 el alcalde llegó a anunciar que iba a regular las verbenas, después de los incidentes ocurridos en las fiestas de Santa Ana en Mera, la noche de la actuación del Combo Dominicano, cuando se produjeron robos en coches, rotura de cristales, daños en contenedores y otros actos vandálicos. A pesar de aquel anuncio, en el que Seoane aseguró que iba a reunir a todas las comisiones de fiestas para "pensar" qué hacer para los siguientes años con el fin de lograr unas fiestas tranquilas, no ha habido ninguna regulación. Lo mismo ocurrió en 2015 en las fiestas de Lorbé en agosto, que terminaron con varios detenidos tras altercados (con puñetazos y botellas) durante la actuación de la orquesta París de Noia.