Un hombre de 45 años, vecino de O Temple (Cambre) y de iniciales L.F.E., permanece ingresado en coma inducido en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) desde que el pasado viernes por la noche se cayó en uno de los varios fosos existentes en el parque público de Oleiros situado entre O Seixo y O Graxal, al borde de la ría de O Burgo.

Este cambrés, sobre la una de la madrugada del pasado viernes, sacó a pasear a su perro, como hace desde hace ocho años, y caminó hasta este parque que es limítrofe con el municipio de Cambre. Este vecino conocía dónde estaban estos viejos embarcaderos pero recientemente todo el entorno fue limpiado, se cortó la maleza que indicaba dónde comenzaban, y al haber poca luz pudo perder la referencia de dónde comenzaba el foso y se cayó en el que está abierto y que al subir la marea se llena de agua. Tiene unos tres metros de altura.

"Se dio la vuelta para llamar al perro y de repente se cayó en el foso que no tiene las vallas. Se quedó inconsciente, no sabe cuánto, y cuando despertó intentó arrastrarse por las escaleras porque tenía miedo de que subiera la marea. Logró llamar a su mujer que vino corriendo y avisó al 061. Los médicos no podían llegar con la ambulancia a la zona, no podían llevar ni silla de ruedas ni camilla hasta allí, no sé ni cómo pudieron sacarlo hasta poder ponerlo en una camilla y llevarlo al hospital", relató una portavoz de la familia, que permanece desde entonces en el hospital.

El herido, padre de un niño de siete años, tiene diversos traumatismos, varias costillas rotas que se le clavaron en el pulmón y daños en el hígado, entre otros.

El Concello de Oleiros aprobó el pasado mes de mayo en pleno una modificación de créditos para disponer de 1,2 millones de euros con los que financiar varias obras de infraestructuras, entre ellas el cierre de estos fosos del parque entre O Seixo y O Graxal, una actuación para la que reservó una partida de 3.305 euros.

De esa quincena de obras ya sacó a licitación al menos cinco, pero aún no contrató el cierre de estos antiguos embarcaderos, una actuación que aprobó después de que el BNG, casi cada año desde hace una década, reclamase medidas de seguridad ante el peligro que suponen.

En 2009 la entonces portavoz del BNG Fina Quintáns denunció el peligros de estos enormes agujeros "sin señalizar ni vallar". Recordaba entonces que estos huecos estaban en una zona muy poblada y al lado existe un parque infantil, zonas deportivas y de ocio. También exigía colocar carteles de advertencia.

El Bloque en 2016 llegó a realizar un acto reivindicativo en la zona, donde valló uno de estos fosos además de colocar señales de peligro de caída. El actual portavoz Fran Rei reclamó que se reparasen estos embarcaderos como bienes patrimoniales y se protegiese adecuadamente su perímetro para evitar "cualquier percance con personas o animales".

El grupo municipal del PSOE oleirense también demandó en 2016 que el Gobierno local diese una "solución definitiva a estos buratos" ante el peligro que suponen. El alcalde, Ángel García Seoane, replicó que no podía hacer nada porque son terrenos de Demarcación de Costas, que es el organismo con competencia para actuar en esta zona al borde del mar.

Estos embarcaderos abandonados, de cuando había más actividad en la ría, están hoy totalmente deteriorados y se llenan de maleza. En varios, en el fondo, hay hierros, trozos de hormigón y restos de basura.

Uno de ellos, el de mayor profundidad, tiene una barandilla oxidada que lo rodea pero tiene una abertura que deja acceder bajando unas escaleras. Además de estos dos grandes embarcaderos en medio del parque público existen otros agujeros más pequeños. Uno estuvo mucho tiempo vallado con estacas y cinta de emergencias.

El muro que separa el parque del borde de la ría se vence hacia ésta y genera grietas y todo a lo largo de la zona verde, pegado al muro, se generan también hoyos.