No es la primera vez que los vándalos se ceban con el león colosal del Pasatempo de Betanzos. Esta escultura ha sufrido numerosos ataques en los últimos años, pero el perpetrado este fin de semana podría salir especialmente caro a los gamberros. La declaración provisional de Bien de Interés Cultural de este parque enciclopédico lleva aparejado un importante cambio en el régimen de sanciones, que pasan a regirse por la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia.

La normativa recoge sanciones de 300 a 6.000 euros por infracciones consideradas leves; de 6.001 a 150.000 euros por las calificadas de graves y hasta de un millón de euros para las muy graves.

Pintadas realizadas este fin de semana en el león de O Pasatempo.

El Ayuntamiento de Betanzos ya ha trasladado a la Dirección Xeral de Patrimonio un informe sobre las pintadas realizadas en O Pasatempo y en un muro próximo durante la noche del pasado sábado. El Concello solicita a la Xunta su autorización para proceder a la limpieza dado que su declaración provisional de BIC obliga a tramitar a solicitar permiso a la Xunta para cualquier intervención.

La alcaldesa, la socialista María Barral, explicó ayer que la Policía Local sigue la pista de los autores de este acto vandálico y avanzó que iniciará acciones legales una vez dé con los responsables. Los agentes afirman que poseen datos que podrían permitir "localizar pronto a los autores de las pintadas".

La regidora lamentó un ataque "a todas luces fuera de lugar, incívico, y que causa un daño importante en el patrimonio de todos ". Barral destacó que no es la primera vez que se produce un acto vandálico de este tipo y apeló a daños en otros bienes, como el palco de la música.

El ataque al león colosal abrió ayer de nuevo el debate sobre la seguridad en el parque enciclopédico ideado por los hermanos Naveira entre 1883 y 1914 y que la Xunta ha declarado provisionalmente Bien de Interés Cultural por tratarse de un conjunto "único y de especial relevancia". La Asociación de Amigos del Pasatiempo, apelan al riesgo de la falta de vigilancia. "Cualquiera puede acceder al parque, tocar los elementos, pintarlos e incluso llevarse algún trozo de recuerdo. Ya ha sucedido con algunas esferas de los relojes. Y pueden hacerlo porque este recinto no tiene ningún tipo de vigilancia. Y tampoco hay cámaras por lo que tampoco queda nada registrado", señaló Xosé Ramón Nóvoa.