Quitar maleza. Esas son todas las mejoras que esperan a corto plazo a uno de los conjuntos arquitectónicos más destacados de la comarca: las casas Bailly. El alcalde de Cambre, Concello al que pertenecen, anunció esta semana que se incluiría en los presupuestos una partida "para intentar que no se siga deteriorando". El Gobierno local aclaró ayer, a preguntas de este diario, que la intervención se limitará a desbrozar y limpiar vegetación en el entorno de las casas.

El Ejecutivo local apunta que todavía no ha concretado la partida que se destinaría a limpiar vegetación en el entorno, plagado de maleza y plumachos. "Nada más. Es lo que podemos hacer", aseguró el alcalde en una intervención radiofónica en la que explicó que el Concello no tiene capacidad económica para asumir la inversión que requeriría rehabilitar las casas, unos tres millones de euros, según el Gobierno local. Patiño incidió en que el Ayuntamiento dispone de unos dos millones de euros de media para inversiones en cada ejercicio. "Y tenemos que hacer aceras, saneamiento... no tenemos capacidad real de inversión para acometer esa obra", aseveró el regidor cambrés.

Patiño insistió en que el Ayuntamiento se muestra dispuesto a ceder el conjunto al ente o institución que pueda restaurarlo y darle uso. Afirma que se lo han propuesto a "la Xunta, la universidad, el Estado, la futura área metropolitana..." y lamenta que "absolutamente nadie" pretende a las Bailly por ahora y reitera la propuesta. "Para nosotros sería importantísimo. A todo el mundo le da dolor de corazón", aseguró el alcalde.

El Concello explica que asumir la rehabilitación con fondos propios "no resultaría financieramente sostenible, pondría en absoluto riesgo las arcas municipales". El coste, unos tres millones de euros, es casi el presupuesto de todas las inversiones de Cambre de dos años, señala el Ejecutivo.

Las casas siguen sin pretendientes veintitrés años después de que el Concello firmase un convenio con una promotora para rehabilitarlas y convertirlas en un centro sociocultural. El trato se cerró en 1995, pero el proyecto cayó en el olvido con el fallecimiento del titular de la constructora.

Desde entonces, tras varios actos vandálicos e incendios, que obligaron a tapiar el conjunto, ninguna iniciativa ha planteado la recuperación de las viviendas, lujosos inmuebles construidos en los años veinte del pasado siglo, diseñadas por los arquitectos Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés. El pasado mes de junio, el concejal de Urbanismo, Juan Leirós, mencionó en un pleno que había "algún operador interesado" en las casas. Pero nada se concretó.

Ese mismo mes, las casas pasaron a formar parte de la Lista Roja del Patrimonio, un listado elaborado por la Asociación Hispania Nostra. Por ahora, la construcciones siguen sin visos de salir de la ruina.