En mayo de 2013 las excavadoras echaron abajo el viejo hotel y restaurante Maxi de Santa Cruz y su anexa discoteca Osmik y los vecinos perdieron parte de su pasado sentimental, el lugar donde bailaron, se enamoraron o celebraron comidas y fiestas; pero al mismo tiempo recuperaron algo que muchos no habían visto jamás: una nueva perspectiva sobre la belleza de la bahía de Santa Cruz, unas vistas por primera vez libres de obstáculos. El espectacular castillo de Santa Cruz se veía desde el jardín público, desde la avenida Concepción Arenal. Muchos pisos tuvieron de repente vistas al mar. Este privilegio duró casi tres años.

Cinco años después del derribo del inmueble, está ya construida la estructura del nuevo establecimiento hotelero que lo ha sustituido, incluso ya están colocadas casi todas las vidrieras de las fachadas. Sin embargo, el diseño está muy alejado del inmueble transparente del proyecto inicial, que era un apartotel. Por eso se modificaron cubierta y fachadas. La principal diferencia no obstante es que el inmueble es un obstáculo visual mucho mayor de lo que era el hotel Maxi. En las imágenes se puede comprobar que tiene una planta más, tres frente a los dos pisos que tenía antes, sin contar el bajo.

El inmueble es ya casi una realidad a pesar de la plataforma que se constituyó a finales de 2014 para reclamar dejar el solar vacío, convertirlo en espacio público y preservar las vistas, dejar Santa Cruz aberta ao mar. Fue un movimiento vecinal que recabó mucho apoyo pero el Gobierno local apoyó el proyecto empresarial y rechazó negociar alternativas, como una permuta, con el dueño, la sociedad Hostcastros. Ésta prevé abrir el nuevo hotel, de cuatro estrellas, en la primavera del año que viene con 31 habitaciones y 60 plazas de parking.