La Festa da Centola de Lorbé volvió ayer a marcar un récord de visitantes procedentes de toda la comarca coruñesa y de otras provincias. Hubo conductores que tuvieron que darse la vuelta al no encontrar aparcamiento a pesar de que se habilitó un carril de la vía ártabra para estacionar. Otros optaron por quedarse arriba y comer las centollas en los restaurantes. La carpa se colapsó y se montaron mesas y sillas fuera.