El anuncio del cierre de la escuela unitaria de Carnoedo, en Sada, ha reabierto el debate sobre la sostenibilidad de un modelo educativo en caída libre desde hace unos años y que sus defensores consideran vital para fijar población en el rural. La comarca coruñesa ha perdido alrededor de un tercio de sus unitarias en el último lustro, pero puede presumir de disponer de unas escuelas con salud de hierro en Culleredo, Arteixo, Bergondo o Coirós, entre otras.

Estos centros han logrado mantener un alumnado estable y vencer dos de los principales lastres que vacían a menudo las aulas de las unitarias, la falta de transporte y comedor escolar, dos carencias que hace que muchas familias opten finalmente por matricular a sus pequeños en colegios, aunque eso suponga trasladarlos a edades tempranas a otros municipios del entorno, como en el caso de Coirós.

"Para las familias supone un sacrificio y colaboran mucho porque está muy convencidas", incide Silvia Neira. Esta docente lleva 26 años al frente de la escuela unitaria de Almeiras y dirige actualmente el Centro Rural Agrupado (CRA) de Culleredo que se creó en 2005 y que dispone de cuatro centros. "Lo que distingue a las escuelas unitarias es la cercanía, somos una familia, es como una continuación de casa", destaca esta veterana maestra. En la práctica, relata, esta proximidad se traduce en que los familiares franquean a menudo las puertas de la escuela. "Aquí es normal que una madre entre en el aula al traer al niño y te cuente: 'pues mira, esta noche durmió un poco mal, a lo mejor está un poco ronchas...' Eso en un colegio grande es inviable", ilustra esta docente.

Facilitar una transición más suave al alumnado de Infantil y fomentar el espíritu cooperativo y el aprendizaje por imitación al mezclar a alumnos de tres a seis años son dos de las metas de estas escuelas. La creación del CRA de Culleredo en 2005 ha permitido a las unitarias disponer de más medios y contar con profesores itinerantes de inglés, música, audición y lenguaje y de apoyo. "Este curso somos 45 niños y diez profesores, dime si no es un lujo", destaca Silvia Neira, que llama la atención sobre los medios de los que disponen ahora en las aulas, que les permiten trabajar en proyectos que les han valido más de un reconocimiento, como el premio estatal Crearte y, recientemente, el Concepción Arenal.

El hecho de que sean pocos alumnos es una ventaja a la que apela también la maestra de la unitaria de Coirós. Concepción Fernández Torices, Conchi para sus alumnos, también pone el acento en la cercanía. Ella lleva más de veinte años al frente de una unitaria que, al igual que la vecina de Ois, logró superar algún que otro bache por la caída del alumnado gracias a la implicación del Concello y la comunidad educativa. "Hay que mantener las unitarias, hay que darles una oportunidad. Un pueblo que pierde una escuela, pierde un poco de vida", incide esta profesora, ferviente defensora de un modelo educativo.

El Concello de Coirós puso en marcha varias medidas para evitar el cierre de las unitarias por las carencias de transporte y comedor escolar que llevaban a las familias a matricular a sus hijos en el Vales Villamarín, en Betanzos. El Ayuntamiento ofreció taxi gratis a las familias que necesitasen recurrir al comedor del Vales Villamarín en 2013 ante el riesgo de cierre de la escuela de Ois por falta de alumnos. Y la medida funcionó. Y con creces. Las dos escuelas no solo han mantenido el alumnado, si no que ha aumentado. La escuela de Coirós de Arriba está a tope: veinte niños y sin espacio para más demanda.

No todos los concellos pueden permitirse asumir los gastos de transporte. El Concello de Sada barajó esta posibilidad, pero el coste no era asumible , explica Iria Mondragón. Ella es una de las madres afectadas por la intempestiva orden de cierre de la escuela unitaria de Carnoedo, la última que queda en Sada.

Relata que decidieron matricular a sus hijos en este centro por convicción, por las ventajas que ofrece una escuela pequeña para edades tempranas, al permitir una transición más suave: sin timbres, con horarios más flexibles y una educación individualizada, explica. La drástica caída del alumnado este curso ha disparado todas las alertas y ha llevado a la Xunta a decretar su cierre en pleno curso.

Son solo tres alumnos y las familias afectadas admiten que, de mantenerse estos números, la escuela debería cerrar sus puertas. Lo que no están dispuestos a permitir es que eche el pestillo a estas alturas y piden a la Xunta que espere a que las solicitudes de matrícula para el próximo curso. "Calculamos que habrá ocho como mínimo", afirma Iria. El Concello de Sada comparte las estimaciones y destaca que esta escuela unitaria ha tenido una media de 12 matriculaciones en los últimos años. "La situación actual es coyuntural", apunta el alcalde, Benito Portela.

El futuro de esta escuela está en el aire y sus vecinas del área se suman a la petición de una prórroga para analizar su viabilidad en base a las matrículas de 2019. "Para la Administración somos números", lamentaba ayer la directora de las escuelas de Culleredo, que apela a la labor de las unitarias para hacer comunidad y fijar población.