Requerimientos, notificaciones, ejecuciones de avales y hasta pleitos en el juzgado. Así han terminado las concesiones de los últimos seis años de la cafetería y restaurante de A Fábrica, propiedad del Ayuntamiento de Oleiros. A pesar de la extraordinaria ubicación de estas instalaciones, al borde de la ría de O Burgo y con extraordinarias vistas, en un edificio del siglo XIX con mucha historia, ninguna empresa logra sacar adelante este local hostelero que de nuevo cerró al acabar el año, al igual que en 2013.

El Concello hace unas semanas notificó al último concesionario de la cafetería y restaurante, Red Carpe Diem Ibérica, que se quedaba con parte de dos avales bancarios que había presentado cuando se le adjudicó la gestión. El año pasado la entidad dejó de abonar el canon mensual de 1.500 euros al mes y el Ayuntamiento acordó ejecutar parte de uno de los avales de 30.000 euros que había constituido, concretamente 13.377 euros, el importe total para cubrir los meses de canon sin pagar. También abrió el proceso de resolución de contrato, que luego paralizó al optar por pedir la opinión del Consello Consultivo, que a finales de 2018 le dio la razón.

Red Carpe Diem logró en 2014 la nueva concesión de A Fábrica por quince años pero a los quince meses traspasó dicha concesión a Hostelería Heroica SL, del mismo propietario. Esta última absorbió a Red Carpe Diem. El titular de la empresa lo es también de otras 186 sociedades más por toda España (algunas liquidadas) y dedicadas a todo tipo de actividades: alimentación, pescado congelado, consultoría, inmobiliarias, análisis clínicos, arquitectura, topografía, carpintería, chimeneas, gestión de activos, electricidad, producción de películas, seguros, decoración, panaderías, retractilados, golf, tuberías, o incluso un servicio de atención telefónica.

Carpe Diem-Hostelería Heroica cogió la concesión en 2014 después de que el Ayuntamiento sacase a concurso la gestión del recinto concurso que quedó desierto a pesar de que rebajó el canon mensual de 2.400 a 1.500 euros. Pero dos meses después adjudicó directamente el recinto a Carpe Diem.

Este concurso lo abrió después de que en 2013 la anterior empresa concesionaria, Ocio da Ama, cerrase este negocio al acabar el año y renunciase a seguir con la gestión, que llevaba desde 2006. El problema en ese momento fue que el inmueble no estaba adaptado a la normativa de accesibilidad, no tenía un ascensor para subir a la planta alta, entre otras cuestiones que fueron advertidas en una inspección de la Xunta que incluyó propuesta de sanción.

Ocio da Ama

acudió al juzgado, y perdió, porque consideró que la resolución del contrato era imputable al Concello y no a ella, pues era la Administración local, como propietaria, la que tenía que tener adaptadas las instalaciones. La adjudicataria dejó de abonar el canon mensual y al final sumó unos 42.000 euros de deuda que el Concello le reclamó. El Ejecutivo no admitió su responsabilidad en esta falta de accesibilidad pero tras la marcha de Ocio da Ama y antes de sacar de nuevo a concurso el local hizo una reforma y entre otras obras, puso ascensor al inmueble.

Costas de Galicia también supone un impedimento para que este negocio tenga continuidad. La terraza que se ponía en verano sobre la ría junto al embarcadero está sobre dominio público y reclamaba un canon. "Hacían cumpleaños e incluso bodas. Estaba bien pero al final la gente que tenía, ibas a pedir algo y se ponían a hablar entre las camareras, ni te miraban ni te hablaban, no limpiaban la mesa", señala un antiguo cliente, que destaca también la escasez de aparcamiento en el entorno.