Marcelino Santiso se dio ayer un más que merecido capricho. Este vecino de Abegondo desempolvó una botella de whisky que atesoraba desde hace décadas en su bodega para celebrar sus cien años en compañía de su numerosa familia. No se trataba de un whisky cualquiera, relatan sus allegados, sino que reservó para esta ocasión un Chivas que "guardaba desde hace 48 años".

El aniversario bien lo merecía y Marcelino pudo saborear este whisky escocés en compañía de familiares y allegados, que se desplazaron ayer hasta su vivienda para arropar a este abegondés, muy conocido en el municipio por regentar durante cuarenta años una conocida taberna de la zona.

A Marcelino salud no le falta. Este abegondés alcanza el siglo de vida con pocos achaques de los que lamentarse y una memoria envidiable. "Anda algo pachucho de una pierna, pero por lo demás está estupendamente", celebraba ayer su hija, Maricarmen. "De la cabeza está mejor que yo, se acuerda de todo", bromea la primogénita.

Este centenario vive en Abegondo desde 1919 y solo abandonó su hogar durante unos pocos años en los que tuvo que desplazarse a Ferrol por motivos laborales. La celebración de su centenario reunió ayer en su casa a amigos y familiares. No falto de nada. Comida, dulces, regalos... Y, cómo no, un brindis con ese whisky gran reserva atesorado durante décadas para la ocasión.

El alcalde de Abegondo, José Antonio Santiso Miramontes, no desaprovechó ayer la oportunidad de brindar por los cien años de Marcelino. Acompañado por la concejala del área Sociosanitaria, Laura Calvo Quintela, el regidor se desplazó hasta la casa del homenajeado y le hizo entrega de una placa conmemorativa y de unos bombones en nombre de toda la Corporación local de Abegondo. El alcalde deseó a este vecino un feliz aniversario y expresó su deseo de verlo pronto en la fiesta de la tercera edad. Como no podía ser menos, el regidor y homenajeado brindaron con whisky por muchos años más.