De una de las paredes del Museo Os Oleiros-José María Kaydeda cuelga desde hace semanas un lienzo de grandes dimensiones que muestra cómo era el trabajo en una tejera tradicional de la comarca. La Calzada era una de esas industrias rudimentarias y artesanales que proliferaban en As Mariñas a mediados del pasado siglo y que fueron barridas por las modernas fábricas de teja y ladrillo.

El pintor oleirense Luis González Taboada captó en su lienzo el trabajo de fabricación en esas pequeñas tejeras de antaño. Apasionado de los toros, este artista de Montrove representó a los trabajadores con poses más propias de un matador en plena faena, pero salvo por ese guiño taurino, el lienzo ofrece un fiel testimonio de este oficio ya desaparecido.

Más allá de su valor etnográfico y artístico , el cuadro esconde una historia agridulce sobre el auge y declive de las industrias de cerámica en Galicia. El lienzo presidía la sala de juntas de Cerámicas Rioboo, una empresa de Pravio fundada en 1964 sobre una antigua tejera tradicional. Desde un lugar privilegiado de las oficinas, esta pintura costumbrista presenció los buenos tiempos de la compañía y acabó formando parte de la masa concursal tras el crack del ladrillo.

El nieto del fundador, Manuel Fernández Rioboo, relata que este cuadro fue un regalo que su madre hizo a su abuelo para preservar la historia de la antigua tejera que ocupaba los terrenos: "Era como una fotografía de los orígenes", relata. La obra se hizo un sitio en Cerámicas Rioboo en los años noventa, cuando la empresa funcionaba a pleno rendimiento y ampliaba sus instalaciones.

La crisis del ladrillo marcó el inicio de una larga agonía. La recesión se cebó con las empresas de cerámica de mediano tamaño, que no podían competir con las "megafábricas", explica Manuel Fernández. " La crisis nos barrió, pudimos aguantar hasta 2014", relata. La compañía intentó sobrevivir con una inversión importante en cogeneración, pero los vaivenes en políticas de energías renovables supusieron la estocada definitiva. "Sufrimos un varapalo gordo por el cercenamiento de las primas", lamenta el nieto del fundador.

Cerámicas Rioboo entró en concurso de acreedores y el lienzo quedó atrapado en las instalaciones ya vacías, como parte de la masa concursal. El nieto del fundador logró rescatar la pintura de la ruina y donarla al museo: "Ahí lo puede ver mucha gente y conocer la historia de un sector que fue muy importante en la zona".