A Marta López se le fue el coche de la calzada el pasado mes de noviembre y chocó contra el muro de una casa en Sada. Tuvo suerte y solo hubo daños materiales (mil euros de arreglo) pero en el taller descubrieron que había un tornillo clavado en su rueda. Esta profesora y jefa de estudios en el colegio de Infantil y Primaria Parga Pondal de Santa Cruz ha tenido tres pinchazos en su coche en los últimos meses, el último esta misma semana.

La secretaria del centro hace poco paró en la gasolinera antes de entrar en la autopista y allí la avisaron de que tenía la rueda pinchada. Otro tornillo. Uno de los monitores del comedor escolar lleva cuatro pinchazos. Por ahora son veinte las denuncias que han presentado docentes y personal que trabaja en este centro educativo ante la Policía Local. Hace año y medio que alguien les raja las ruedas de sus vehículos y se ha generado temor y ansiedad entre el personal ante el peligro de sufrir un accidente grave.

El conserje del centro acude ahora al aparcamiento y revisa las ruedas para ver si hay algún pinchazo y advertir al propietario antes de que tenga un accidente.

"Todo esto comenzó por una conversación fortuita, un monitor del comedor hablando con otro comentó que le habían pinchado tres ruedas tres veces, el otro dijo que lo mismo, se empezó a hablar y se vio que éramos muchos, solo que no habíamos pensado que era algo intencionado, no habíamos relacionado todos los casos", explicó Marta López.

"Informamos de lo que estaba ocurriendo al Concello de Oleiros, a la Policía Local, a Inspección Educativa y a la Consellería de Educación. Se debatió también en un claustro y en el consello escolar. El Concello nos pidió un informe en el que explicásemos lo que sucedía y las medidas que pedíamos y ya lo hemos presentado. Necesitamos que el aparcamiento donde estacionamos esté vigilado o se instalen cámaras", señaló la directora del Parga Pondal, Dolores Silva.

La comunidad escolar ha mantenido hasta ahora la discreción de lo que ocurría debido a la investigación que puso en marcha la policía. Un agente de paisano estuvo más de dos meses acudiendo regularmente al entorno del recinto educativo y el aparcamiento, situado delante del pabellón Arsenio Iglesias. Pero justo en ese intervalo, quizá porque le vieron merodear por la zona, no hubo ningún pinchazo de ruedas.

"En cuanto se fue el policía porque le asignaron otra tarea, empezaron de nuevo los pinchazos. Yo creo que tiene que ser alguien transtornado y que no se da cuenta del daño que puede causar. Y tiene que ver que en mi coche hay dos sillitas porque tengo dos niños pequeños y eso sí que me da miedo, tener un accidente con ellos en el coche", destacó la jefa de estudios, que ahora está de baja debido a la ansiedad que le ha generado lo ocurrido por el miedo sobre todo a que le ocurra algo a sus hijos.

Los profesores y personal que trabaja en el Parga Pondal aparca habitualmente en el estacionamiento público que está junto al pabellón municipal (al igual que el bus escolar), un lugar alejado y no muy visible desde la carretera, por lo que es ahí donde se han producido la gran mayoría de ataques a las ruedas, aunque también ha habido casos en el aparcamiento delantero. "Ahora que hay actividades extraescolares por la tarde, como hay mucho movimiento, ya no pasa nada en la parte de delante", añadió la directora.

"No podemos estar yendo a trabajar jugándonos la vida", apuntó Marta. La comunidad escolar sospecha que puede tratarse de un caso similar al hombre de Vigo que ha rayado miles de coches.

La comunidad escolar quiere alertar también al resto de vecinos de Santa Cruz que puedan haber tenido un pinchazo en los últimos meses y crean que ha sido accidental. "Sabemos que ha pasado algo similar en la rúa O Repicho", apuntó la directora del Pondal.