Era una obra con un plazo de duración de dos meses y ya va camino de los nueve. Esta es la situación que vive la ampliación de dos calles de As Eiras, en Meicende. Esta es una actuación que el Concello de Arteixo diseñó para derribar los edificios en ruinas de la zona y acabar con el tráfico de drogas existente. Un vecino que no quiere abandonar su casa, que fue expropiada, y la consecución de los terrenos del frente de una vivienda, son los principales escollos que han retrasado la ejecución de estos trabajos.

Los residentes aseguran que desde hace semanas no hay ningún obrero y que no hay avances. En el margen derecho de la calle Ecuador, si se accede desde la travesía de Meicende, ya hay la acera y las edificaciones en ruinas ya han sido demolidas. En la zona todavía hay escombros y vallas de la obra. Los trabajos están menos avanzados en el lado izquierdo, donde no hay acera. La calle está sin asfaltar en varios tramos.

El presidente de la asociación de vecinos San Xosé Obreiro de Meicende, Orlando Bello, reclama al Gobierno local que "termine de una vez esta obra" y también asegura que hay "poca" vigilancia policial para combatir el tráfico de drogas existente.

El alcalde, Carlos Calvelo, explica que la obra está paralizada debido a que el Concello intenta conseguir 20 metros cuadrados del frente de una casa para poder ejecutar la acera. "Si no hay acuerdo, se expropia", asegura. Sobre la actuación, el regidor indica que "se ha avanzado en la limpieza de la calle" y que está "mejor" que anteriormente.

El Gobierno local inició a principios del mes de agosto del pasado año la demolición de las casas en ruinas situadas en el lugar de As Eiras para posteriormente urbanizar la calle Ecuador y la travesía de Meirás. El plazo de ejecución establecido para esta actuación era de dos meses. El primer día no hubo incidencias de consideración. Lo único que ocurrió fue que la Policía Local tuvo que retirar un coche que estaba muy cerca de la zona de las obras.

La primera dificultad que tuvo que afrontar esta actuación fue un vecino que se negó a abandonar su casa pese a que había sido expropiada.

El Gobierno local aprobó la expropiación de 16 fincas en As Eiras, entre las cuales se encuentra la vivienda de este residente, al que no se le abona la expropiación porque no ha conseguido acreditar ser el propietario de esta edificación. El Concello aseguró que desalojaría a este residente en caso de que no hubiera un acuerdo. Hasta ahora este vecino no ha tenido que dejar su vivienda. Calvelo explica que en el último pleno se aprobó inadmitir un recurso presentado por este residente, que pedía la anulación de la expropiación, y que ahora se va a "activar la vía judicial" en "las próximas semanas".

El alcalde se lamenta de que debido a esta actuación, que define como conflictiva y "difícil", haya recibido "presuntas amenazas" por parte de algunos vecinos de As Eiras. "Por mejorar el entorno no es de recibo que me amenacen presuntamente con siete puñaladas", afirma.

La asociación San Xosé Obreiro señaló en febrero que hacía aproximadamente un mes dejó de haber vigilancia por parte de la Policía Local y de la Guardia Civil y que desde entonces se había producido un incremento en la venta de drogas en este punto.

El tesorero de la asociación de vecinos, Arturo Rabuñal, relató que la situación en As Eiras era "exactamente igual que antes" pese a que el Concello ya había derribado las casas en ruinas y tiene la obra de urbanización bastante avanzada.

La vigilancia policial regresó al poco tiempo después de que los vecinos denunciasen que el operativo no estuvo activo.

El Ayuntamiento admitió antes de empezar estos trabajos que As Eiras es "un foco de problemas" debido al "trapicheo de drogas" que hay en algunas de las viviendas. El Ejecutivo reconoció las dificultades para combatir este problema. "Los esfuerzos policiales suelen chocar con la dificultad para encausar judicialmente a los protagonistas del trapicheo de drogas, que suelen librarse de penas mayores de cárcel y ser simplemente juzgados por delitos menores", argumentó el Concello.