Mike tiene 12 años. Va en primero de la ESO. Es un chico estudioso, educado y casi todos los profesores le adoran. Un sábado a mitad de curso se despertó y tuvo la extraña necesidad de mover la cabeza sin ningún motivo. Se levantó de la cama y sus movimientos seguían, solo que ahora también eran los brazos. Pensó que sería un espasmo y que en un rato pasaría, pero siguieron.

Cada día empeoraba. Aparecían nuevos ruidos y gestos. Sus padres lo notaron y lo llevaron al médico. Le hicieron varias pruebas y le diagnosticaron el síndrome de Tourette.

Al día siguiente tuvo que ir a clase y explicarles a sus compañeros lo que sucedía. Ellos no lo entendieron. Pensaron que era su forma de expresarse, lo que le causó que lo aislarán poniéndolo de rarito.

Un día llegó una sustituta, ya que la profesora de esa asignatura estaba de baja porque estaba embarazada. Ella no estaba informada de que Mike tenía síndrome de Tourette y en un momento pensó que se estaba burlando de ella y lo puso al final de la clase de modo que ahora estaba aislado totalmente.

Mike se tuvo que acostumbrar a estar aislado de todos y como no tenía ningún amigo los recreos se los pasaba en la biblioteca. Cuando llegaba a casa se metía en las redes sociales donde sus tics y ruidos no le molestaban a nadie.

El problema comenzó cuando llegó un niño nuevo. Se hizo muy popular y decidió empezar a meterse con Mike. En ese momento, Mike se convirtió en la víctima de todas las burlas.

Un día alguien le mandó un video de un chico con síndrome de Tourette que había asistido a La Voz. Controlaba perfectamente sus tics y pensó que si ese chico podía hacerlo, él también. Así que decidió apuntarse a clases de piano.

Un día en el instituto vio un cartel sobre un concurso de talentos y decidió apuntarse a clases de piano. Práctico durante días.

Cuando por fin llegó el día del concurso sería su oportunidad para que la gente dejara de verlo diferente, que el hecho de tener una enfermedad no quiere decir que no pueda hacer lo mismo que hace alguien sin ningún tipo de enfermedad.

Todos se asombraron con su actuación. Ganó el primer premio, pero no solo ganó eso. También ganó la aceptación de sus compañeros. Ahora tiene amigos y nadie se mete con él y está trabajando para dedicarse a la música de mayor.