Un repaso por la hemeroteca permite rememorar viejas promesas de políticos que se repiten cada cierto tiempo o encontrar proyectos que nunca han pasado del papel. En Arteixo hay varios casos. La falta de recursos, la larga tramitación administrativa o falta de acuerdo entre administraciones públicas son algunas de las razones que han truncado estas iniciativas, entre las que destacan los paseos fluviales en O Rañal y en el embalse de O Rexedoiro y el deslinde con A Coruña. También hay promesas rotas, como la del plan general, que el alcalde Carlos Calvelo prometió que estaría listo en 2015 y sigue sin ser una realidad en 2019. En este apartado también se incluye el eterno traslado de las torres de electricidad de Sol y Mar.

Veintidós años después de la primera manifestación de los vecinos para exigir el desvío de las líneas eléctricas de Oseiro que pasan a escasos metros de sus viviendas no se han movido ni un centímetro. Las protestas de los residentes han sobrevivido intactas durante cinco mandatos municipales, con tres alcaldes.

Un proyecto que también está pendiente desde hace al menos un decenio es la ampliación del paseo fluvial en O Rañal, para que llegue al litoral. Los vecinos ya lo reclamaban hace diez años. Un caso parecido es el del paseo del embalse de O Rexedoiro. La Diputación se comprometió en 2014 a financiar la obra dentro del acuerdo de traspaso de la titularidad del polígono de Sabón al Concello. Por el momento, el Gobierno intenta lograr la cesión de los terrenos necesarios para la actuación.

Hace diez años, la entonces alcaldesa, Pilar Souto, presentó un proyecto para soterrar la avenida de Fisterra y así poder peatonalizarla. La propuesta se quedó por el camino, ya que la Xunta, titular de la vía, nunca colaboró con esta iniciativa, cuyo coste ascendía a los 30 millones de euros, según había avanzado el Concello.

El plan general de ordenación urbana es otro de los asuntos que sigue sin salir adelante. El alcalde, Carlos Calvelo, prometió en la campaña de las municipales de 2011 que este documento estaría listo en su primer mandato, que acabó en 2015. En 2019 no está ni contratada la redacción de este documento. Mientras tanto, el urbanismo en el municipio se rige por las normas subsidiarias aprobadas en 1995, hace ya casi un cuarto de siglo.

El deslinde entre Arteixo y A Coruña es otro de los asuntos pendientes que llevan muchos años sin hacerse realidad. Unos 600 vecinos de Meicende y O Petón residen en un área que desconocen a quién pertenece, según denunció la asociación vecinal. El Ayuntamiento de A Coruña y el de Arteixo marcan el límite territorial en diferentes puntos y los planos militares aseguran que el deslinde está enotra zona.