Hace 15 años ocurrió una de esas gestas que pocas veces se pueden ver en el fútbol. Tuvo como protagonistas al Atlético Arteixo y al Oviedo. El destino quiso que se cruzasen en la promoción de ascenso a Segunda División B en junio de 2004 y dejasen para la historia toda una hazaña. Ocurrió lo que nadie esperaba. Los arteixanos, un club modesto que hasta hoy ha jugado cuatro temporadas en Tercera División en sus 70 años de historia, eliminaron a los asturianos, que venían de ser descendidos administrativamente en la temporada anterior desde Segunda.

Ninguno de los protagonistas se lo imaginaba, pero aquella eliminatoria marcó el futuro de los dos clubs. El Oviedo, que sufrió un duro varapalo, vagó durante once años más por el fútbol aficionado tras esta eliminatoria. El Arteixo, que ascendió, jugó la temporada en Segunda B, aunque fue un fracaso deportivo y sufrió problemas económicos, lo que desembocó en un descenso administrativo a Preferente.

En aquella eliminatoria, nadie daba como favorito al club arteixán. Todo el mundo esperaba que el Oviedo ascendiese. Así lo recuerda el entrenador del equipo entonces, Carlos Brizzola. "Los únicos que creíamos éramos el cuerpo técnico y los jugadores. Casi nos daban por eliminados", asegura. En el partido de ida, el resultado fue de 1-0 a favor del Arteixo. Un gol de Carlocho en el minuto 50 dio la victoria a los locales. Aquel día Ponte dos Brozos parecía un pequeño Tartiere.

Lo más difícil estaba por venir. El partido de vuelta en Asturias tuvo de todo. El entonces técnico del conjunto arteixán explica que sufrieron "lo indecible". En el campo, según recuerda, había 21.000 espectadores. El encuentro acabó con un 3-2 a favor del Oviedo, pero el valor doble de los goles fuera y el tanto de Carlocho dieron el pase al Arteixo.

El segundo tiempo fue una locura. Los visitantes se adelantaron con un tanto de Pugui en el minuto 53. Solo dos después, Darío puso el empate. Pugui, otra vez, marcó el segundo en el 74. Ya en el 83 llegó el 2-2 gracias a Cervero. Con las tablas en el marcador, se produjo una invasión de campo de los aficionados. Ocurrió lo mismo con el 3-2, que lo logró Granada en el 85. El partido se prolongó siete minutos más del tiempo reglamentario. El Oviedo metió al Arteixo en la trinchera, pero resistió.

Brizzola señala que sus jugadores hicieron un "esfuerzo titánico" en aquel partido y que jugaron "muy bien", aunque "sufriendo como perros". Con el pitido final comenzó otra prueba, los jugadores y el cuerpo técnico tuvieron que meterse rápidamente en el vestuario porque los aficionados saltaron al terreno de juego y los persiguieron. "Tuvimos que salir corriendo. Los últimos en entrar lo pasamos mal. Teníamos a la gente encima y nos daban puñetazos", indica Brizzola. Ya en el vestuario pudieron estar seguros, aunque todavía no se creían que habían eliminado al Oviedo.

El club decidió celebrar esta hazaña en Avilés. Los integrantes de la expedición arteixana se llevaron una sorpresa cuando llegaron a la localidad. El entrenador relata que se "juntaron varios coches" y empezaron a tocar la bocina y que una vez aparcó el autobús del equipo "se juntó un montón de gente". Eran vecinos de Avilés que eran aficionados del Sporting de Gijón, eterno rival del Oviedo. Incluso los colores de las camisetas de los dos equipos son iguales. Después, la fiesta se trasladó a Arteixo.