Fueron 22 años dedicados a un propósito: terminar con el silencio impuesto sobre lo sucedido con la casa de su abuela, expropiada al encontrarse en una de las fincas colindantes del Pazo de Meirás. El padre de Carlos Babío nunca quiso que este investigara aquel expolio que se desencadenó cuando el emblemático inmueble pasó a convertirse en residencia estival de Franco y familia. "No quería que investigase por mi propia protección. Había miedo", revela el historiador gallego Carlos Babío, cuyo padre se decidió a hablar solo cuando comprendió que las pesquisas de su hijo eran imparables.

Reveló, como cuenta hoy su hijo, la magnitud del abuso al que fueron sometidos los vecinos de Sada, así como los peligros de denunciar esa verdad. "Los herederos de aquel expolio son los que mandan hoy", explica Babío. Un punto de partida que terminó por desencadenar en la demanda que la Abogacía del Estado interpuso esta semana contra los Franco para la recuperación del inmueble.

La llave que hoy puede abrir Meirás no es otra que una escritura del año 1938 cuya existencia demostraría el fraude, en forma de negocio simulado, que los Franco habrían llevado a cabo en la adquisición del Pazo. Para entender la complejidad del proceso, explica Babío, hay que remontarse dos años atrás hasta el que sería el detonante que determinaría la vía jurídica como la preferente para recuperar el pazo: un informe jurídico que la Diputación elaboró a partir de la documentación reunida por Babío y otro historiador, Manuel Pérez Lorenzo.

Un informe del que la entonces vicepresidenta del organismo provincial, la nacionalista Goretti Sanmartín, sería impulsora, y de cuya realización se encargaría el profesor Xavier Ferreira. "Sin ese informe, hoy no estaríamos hablando de esto. Aquella segunda escritura era la clave. A partir de ahí se empezó a avanzar", relata Babío. Así se transmitió, ya en el mes de febrero, a la Abogacía del Estado. Pese a que la existencia de esta segunda escritura y su contenido ya era bien conocida por los investigadores, faltaba la parte fundamental: poseer el documento físico.

Un desenlace que conllevó, por parte de los letrados estatales, un nuevo proceso de investigación y análisis, para lo que se sirvieron de la ingente documentación recopilada y estudiada durante años por Babío y Pérez Lorenzo, que hoy recoge de forma pormenorizada el volumen Meirás: un pazo, un caudillo, un expolio.

"Lo primero que tenían que hacer era contextualizar, entender la magnitud del expolio. Trabajar con el conocimiento claro de lo que pasó y entender los procesos. Eso lleva tiempo", explica Babío. De esta forma, con la información estudiada y valiéndose de los recursos a su alcance, la Abogacía del Estado dio con la escritura que sería la base para demostrar el fraude en la compraventa del Pazo. "Se opta, en este caso, por la vía jurídica, una vía avalada por estos informes. Los letrados del Estado llegan a la conclusión de que hay causa. No se pone una demanda civil si no ven posibilidad de éxito final", explica Babío. Una posibilidad, pues, ante la que cabe la esperanza, pero con la que se abre un proceso en el que hay que estar preparados para los reveses judiciales. "Cuando vengan los baches, no hay que entender que es el final del camino. Hay que trabajar por la normalidad democrática. Nos piden que confiemos en la Justicia. Hagámoslo.", apunta el historiador.

Que este antiguo reclamo de la población gallega se encuentre cerca de hallar un desenlace es algo que el investigador achaca a una serie de síntomas. En primer lugar, al largo recorrido de la investigación iniciada hace 22 años, la unión de las instituciones y el consenso al respecto. En segundo lugar, un factor determinante: la movilización social. "La gente se implicó en la reclamación del pazo. Eso fue fundamental para recuperar la memoria".