Domingo Presas se estrena como coordinador en A Coruña de ASEM, la Asociación Gallega Contra las Enfermedades Neuromusculares, con un reclamo principal: un transporte accesible al alcance de todos para que la silla de ruedas no sea una barrera mayor en el rural. Presas explica la razón de ser de esta y de otras de sus muchas cruzadas.

Una de sus cruzadas principales es el transporte. ¿Cuáles son las carencias de las personas con discapacidad en el rural?

Principalmente esa, el transporte. En tema de líneas estamos hablando de que hay que pedir con 24 horas de antelación el transaporte accesible, eso ya es una dificultad grande. El transporte es el punto de batalla más grande, pero tiene mayor incidencia en el rural, pasan menos líneas. Hace difícil el tener libertad de movimientos, algo que siempre va a ser más complicado en el rural. Existen las ayudas a la dependencia, pero no van a valorar realmente tu situación y la de tu hogar.

¿Echa de menos un tratamiento individualizado de cada caso?

Sí. Yo pienso siempre en la situación de Ramón San Pedro, la casa en la que vivía, era una habitación pequeña con escaleras, inaccesible. En una ciudad tienes ascensor, otras cosas. Ahí la Xunta, en materia de política social, debería asegurar un estudio individualizado de cada caso. No es lo mismo una persona mayor encamada que una persona joven atada a su casa por la falta de accesibilidad.

En 2014 coordinó una protesta para reivindicar un transporte accesible. ¿Ha evolucionado algo desde entonces?

Por desgracia, tengo que decir que sigue todo igual. Después de las protestas, Arriva se comprometió a poner unas horas fijas de transporte accesible, pero seguimos igual. En muchas zonas se mejora, pero otras están totalmente olvidadas. El compromiso con la accesibilidad debería ser, por el bien de todos, algo obligado para los Concello. En esta nueva etapa que comienzo en ASEM A Coruña, intentaré que así sea.

Hay empresas de transporte que han mostrado su compromiso al firmar convenios con entidades como COGAMI. ¿Cree que no han cumplido?

Casi todas las asociaciones están metidas en COGAMI. Creo que las asociaciones deberían ser más reivindicativas con las necesidades vitales de las personas discapacitadas. Que los usuarios en sillas de ruedas encuentren en las asociaciones a alguien que vaya a asesorarle, informarle y luchar por su caso. Existen muchos convenios con la Xunta, pero falta reivindicar que las personas puedan vivir más libremente. En la nueva época de ASEM Galicia, me gustaría que mi sello fuera tener comunicación directa con los socios, ayudarlos y hacer que su caso llegue a buen puerto.

¿Cree que las asociaciones asumen el papel que deberían desempeñar los entes públicos?

Sí, totalmente. Las asociaciones dan servicios, por ejemplo en la fisioterapia, que debería asumir la administración. El tema es que estas asociaciones están un poco encuadradas en el poder de la subvención que les da la Xunta o los Concellos. No debería de ser un hándicap que te den una subvención a la hora de defender con ahínco una negligencia o una carencia. Pero sí, muchas asociaciones prestan servicios que no les corresponden, pero se deja al margen el seguir reivindicando. Lo del transporte, por ejemplo. Debería salir un autobús accesible, mínimo, cada hora.

Otro de sus reclamos son los cines accesibles. ¿Pasa desapercibido el reivindicar cosas a priori menos urgentes como el ocio digno?

Sí, cuando tú haces una petición, una queja, por ejemplo en redes sociales a nivel de persona discapacitada, la gente no se conciencia sobre eso. El cine, que es algo tan básico. A mí, el tener que estar en la primera fila con la cabeza hacia atrás, sí o sí, sin más opciones, ya me hace no ir al cine. Cuando vas por la calle, una acera mal hecha que no te deja pasar con la silla, evitas pasar por ahí. Es algo que está ahí todos los días. La gente no lo ve.

¿Cree que a veces se trampea con las cuotas de servicios accesibles, relegándolas, como en el caso del cine, a lugares como las primeras filas?

Sí, totalmente. Pasa prácticamente en todos los servicios, no solo con los cines, también en los locales que pone accesible y no puedes entrar en el baño con la silla. Me pasó en un hotel, que estaba catalogado con accesible pero luego no podía girar con la silla dentro de la habitación. Es el día a día. Esos detalles pequeños, son los que tenían que reivindicar más las asociaciones, son detalles que influyen muchísimo en la vida de las personas con discapacidad. Las asociaciones hacen una labor enorme, eso sí. Lo que pasa es que a veces se firman convenios y quedan un poco en el aire.

Suele decir que a veces, la discapacidad es un cuarto oscuro. ¿Estas carencias condenan a las personas con diversidad funcional a ese lugar?

Sí, por supuesto. Una discapacidad venida en un determinado momento de tu vida puede llevarte a ese cuarto. Para salir, tiene mucha importancia que el entorno sea accesible. Si no tienes mucha fuerza de voluntad y alguien que te ayude, y aún encima vives en un sitio rural, es una pena, pero lo vas a tener mucho más difícil.