José María Kaydeda era una fuerza de la naturaleza. Un hombre alto de barba bastón y capa castellana que pintaba pero también era muralista, escultor, grabador, poeta y ensayista, y siempre iconoclasta y preocupado por conservar la cultura y la etnografía y el arte más primitivo, el de la cerámica. La singular personalidad de este renacentista nacido José María Calzada Dalmases en Madrid, desapareció en noviembre de 2006 a los 86 años y a su muerte dejó una extraordinaria herencia al Concello de Oleiros, que abrió el Museo Os Oleiros para mostrar toda la amplia colección de unas 5.000 piezas que coleccionó tras visitar, junto a su mujer Teresa Jorge, más de 1.200 alfares y centros de alfarería por toda España. El año que viene se cumplirá el centenario del nacimiento de Kaydeda y el museo oleirense tiene previsto realizar varias actividades para conmemorar este aniversario.

"Kaydeda era una persona fascinante, con múltiples intereses, y queremos reivindicarlo en todas su facetas, literaria, de coleccionista, escritor, autor, y por su propia obra artística, que tiene piezas muy interesantes", explica Ana Justo, técnico del museo que desde su llegada empezó un duro trabajo de catalogación de piezas y de dinamización de este espacio cultural (acaba de finalizar un obradoiro de joyería y barro) para que tenga la relevancia que merece, con una de las colecciones más amplias e importantes de Europa.

Son más de 5.000 piezas las que tiene el museo pero en exposición solo hay unas 2.000 por falta de espacio y algunas son realmente sorprendentes. "La mayor parte son piezas de barro de toda España pero Kaydeda también donó obra artística suya y otros elementos que coleccionaba, de carácter etnográfico como aperos de labranza o diversos tipos de cestas, utensilios para zapatos, corozas", señala Justo. Junto a estas piezas figura su colección "esotérica", debido a su gran afición, entre la que destacan "reliquias de santos", un prepucio de la circuncisión, un himen de virgen o un mechón de velo de la Magdalena. Existen también amuletos de diversas culturas, desde la gallega contra el mal de ojo hasta cabezas reducidas. Unas piezas curiosas que seguro atraerán a muchos visitantes, pero que aún no pueden verse.

El Concello en 2017 anunció el traslado de toda esta colección al castillo de Santa Cruz pero allí tampoco hay espacio para mostrar todas las existencias, y aún falta el traslado, también anunciado, del Ceida al pazo de Lóngora.

En el Museo Os Oleiros destacan, entre las piezas de barro, ladrillos de la antigua fábrica de Mera, una parideira que se expuso en el Museo de Gaiás, o un orinal antiguo, denominado don pedro. Kaydeda y su esposa Teresa Jorge (que aún vive en la casa que les cedió el Concello a escasos metros, hasta su muerte), también tenían una importante colección de cerámica precolombina.