Los dos episodios de reacciones alérgicas registrados en las dos últimas semanas en niños de escuelas infantiles de A Galiña Azul de toda Galicia reaviva el debate sobre los modelos de comedor de los pequeños. La Xunta ha ordenado que, mientras investiga las causas y analiza las muestras de la comida que generó ronchas en los niños, la empresa concesionaria del suministro de comida a los centros cambie de proveedores y compre todos los alimentos y el menaje en establecimientos de proximidad de cada escuela, medida que va en la línea de las políticas que siguen centros como el coruñés A Caracola, pionero en ofrecer menús con ingredientes ecológicos y de proximidad, a través de un acuerdo con productores de la reserva de biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo.

Modelo actual. Las escuelas infantiles de A Galiña Azul, red pública autonómica que gestiona el Consorcio Galego de Igualdade e Benestar, tienen como responsable de la compra y suministro de alimentos y la contratación de los cocineros a la empresa Airas Catering, con sede en Santiago. La concesionaria compra la comida a proveedores y se encarga del reparto para que se elabore en los propios centros que tienen cocina. En casos en que las escuelas no cuentan con esta instalación, se transporta desde otras en las que sí existe: por ejemplo, los niños de la escuela infantil de Oza dos Ríos comen platos llegados „en una furgoneta de la empresa concesionaria„ desde una de Cambre, donde sí hay cocina.

Problemas. En las dos últimas semanas, decenas de niños de distintas escuelas sufrieron reacciones alérgicas consistentes en ronchas alrededor de la boca y por la cara. El primer episodio se produjo tras ingerir un plato de palometa, que en los análisis reveló altos niveles de histamina, lo que la Xunta achacó a que se había roto la cadena de frío. Esta semana, volvieron a producirse reacciones alérgicas del mismo tipo, que familias y de alumnos y el Gobierno gallego atribuyeron a un plato de macarrones con raxo de pollo. Técnicos de Sanidade tomaron muestras de la comida e inspeccionaron, de nuevo, las instalaciones de la empresa. La Consellería de Política Social, de la que depende el Consorcio, aseguró ayer que la investigación sigue su curso sin novedades concluyentes por el momento.

Medidas y modelos alternativos. Mientras indaga en las causas de las reacciones alérgicas, el Gobierno gallego ha ordenado a la empresa concesionaria dejar de comprar la comida y el menaje a los proveedores habituales y encargarla a establecimientos próximos a cada escuela, con las debidas acreditaciones de calidad. Esta solución va en la línea de la gestión de los servicios de comedor que aplican y reclaman cada vez más centros en A Coruña y el área metropolitana. La escuela infantil A Caracola, de Novo Mesoiro, abanderó la lucha por los menús elaborados a partir de productos ecológicos, de proximidad y de temporada. Su directora, Beatriz Ferreira, llegó a un acuerdo con la Asociación de Labregos Ecolóxicos de Galicia (Alega) a través de la reserva de biosfera para el suministro de productos, iniciativa bautizada como Ecocomedores a la que se han acogido catorce colegios del área. La apuesta de estas escuelas incluye reivindicar la cocina en el propio centro, en contra de la línea que sigue la Xunta, que proyecta y construye los nuevos centros de Primaria y Secundaria sin cocinas y apuesta por un sistema de catering, que en los últimos años también ocasionó numerosas críticas por reiterados problemas en varios centros del área metropolitana, al recibirse comida en mal estado en centros de Cambre o Culleredo que se transportaba desde Andalucía, donde se encontraban las cocinas de la empresa concesionaria.

Demandas de las familias. Padres de alumnos de las escuelas infantiles públicas gallegas manifestaron esta semana su preocupación y hartazgo por los episodios de reacciones alérgicas y, en muchos casos, por considerar insuficiente la calidad de los menús que se ofrecen a sus hijos. Familiares de alumnos de distintos ayuntamientos de Galicia se pusieron en contacto entre ellos con la intención de compartir sus opiniones y demandas e intentar crear un frente común para reclamar mejoras en la alimentación escolar de sus niños. Entre las propuestas, destacaba la apuesta por la compra de alimentos de temporada y de proximidad y las cocinas en los propios centros. Además, los padres mostraban también interés por acogerse a las prácticas que siguen escuelas como A Caracola, de acuerdo a las recomendaciones más actualizadas de la comunidad sanitaria y los especialistas. El centro de Infantil coruñés, por ejemplo, secunda el Baby Led Weaning, consistente en incorporar los alimentos complementarios a la leche materna o de fórmula de modo que el niño los coja y los coma de forma autónoma. En lugar de purés, se ofrece a los pequeños trozos grandes y blandos de comida que puedan coger y probar. El plan Ecocomedores apuesta, además, por reducir la proteína animal y llegar a los cien gramos de verdura por menú este curso.