A punto de cumplir veinte años como asociación, que celebrará el próximo año, Apadan se ha consolidado como una referencia entre las protectoras de animales en la comarca. En su refugio de Sueiro, en Culleredo, acogen y promueven la adopción de perros, en la actualidad un centenar, "entre cachorros y adultos", explica su presidenta, María Díaz.

La labor que ha salvado a incontables animales del abandono o la muerte comenzó cuando un grupo de voluntarios decidió tomar el testigo de la actividad que había iniciado Matilde Figueroa en la finca de Sueiro. "Al fallecer, dejó desamparados a los animales a los que cuidaba. Un grupo de personas decidió continuar con esa labor y montar una asociación; así nació Apadan", cuenta Díaz, que se incorporó "poco después" a la actividad.

Desde la constitución, en 2003, ha habido avances en cuanto a la concienciación, al menos en parte de la población. En otra, asegura la presidenta, resulta difícil. "Hay que diferenciar las zonas urbanas de la más rurales. En las urbanas el control es mucho más rígido, porque hay mucha más visibilidad. En las rurales, normalmente son casas unifamiliares, a veces hay un muro de por medio y lo que pase dentro es complicado saberlo. Hay muchos perros que nunca salen de los lugares en los que viven", cuenta.

Entre los menos concienciados, explica, hay dos perfiles: están quienes admiten que no tienen a los perros como deberían y, al ver que ahora un vecino les llama la atención o va la Guardia Civil, dicen: "Vale, es cierto, quédatelo, no quiero saber nada". Otros saben que los tienen mal pero "no les importa, los tienen como una maceta". "Con esa gente es extraordinariamente difícil razonar. Ahí casi lo único que entra es el sistema sancionador", afirma Díaz.

El repunte de abandonos que se registró al entrar en vigor la ley de bienestar animal, que exige unas condiciones mínimas y prevé sanciones por incumplirlas, no se ha estabilizado aún, asegura. Y afirma que permanece una constante, ya anterior a la aprobación de la ley: "Hay muchísimos abandonos de cachorros. Eso siempre ha sido una salvajada". Insiste en que el deber de unos dueños "responsables" es esterilizar a los animales. "Con los perros no vale el 'malo será'. Eso se va a convertir en un problema enorme. Además, esterilizarlos es beneficioso a la larga porque frenas sustos y problemas médicos. Y, con preverlo, se aparta con tiempo los 200 euros que puede costar y eso lo puede hacer cualquiera. Un perro es para mucho tiempo", sostiene.

En la actualidad, la difusión en redes y el trabajo para concienciar y conseguir adopciones ha podido convertirse en una prioridad, una vez que se han solventado las más urgentes. Las instalaciones que dejó Matilde Figueroa, de madera y con suelo de tierra, se han mejorado la punto de conseguir el visto bueno de la Xunta, al construir un refugio "normal, con suelo de hormigón y palés de madera, caniles para cachorros o mamás con cachorros y un departamento geriátrico". También la atención a los animales se ha consolidado, con dos cuidadoras y una veterinaria en plantilla „los demás son voluntarios„. Y las "pautas alimenticias" se han mejorado y estabilizado. "Antes, Matilde dependía de donaciones, de que le dieran un pienso u otro, a veces les preparaba comida en casa. Ahora les damos siempre la misma marca para evitar problemas digestivos, hablamos con proveedores...", cuenta, aunque insiste en que Figueroa consiguió que los animales estuvieran "recogidos, protegidos y alimentados" e hizo "lo que se podía en aquella época".

Las donaciones son aún el sustento principal de Apadan, que suma unos 900 socios con cuotas regulares, además de padrinos y colaboradores que efectúan donaciones, algunos "todos los meses". Díaz anima a la gente a adoptar en lugar de comprar y, de optar por lo segundo, asegurarse de que podrán atender a las necesidades de cada raza.