El alumbrado público es uno de los mayores gastos que tiene un concello. Farolas en calles y parques y la iluminación en dependencias municipales (bibliotecas, casas do pobo, edificios administrativos, instalaciones deportivas) se llevan una partida importante de las arcas municipales. El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, inició hace un lustro una batalla contra las corporaciones eléctricas, por la factura que generaban, al entender que tenían en sus manos un recurso estratégico y por su poca sensibilidad en el pasado, con cortes de luz a personas con escasos recursos, cobros a los ayuntamientos por estimación, facturas millonarias por retirar un cable de una fachada, años de espera para retranquear unos postes o soterrar cables... Las decisiones tomadas por el concello oleirense han dado frutos: en cuatro años ha logrado reducir la factura en más de medio millón de euros.

En el año 2014 el gasto el alumbrado público del Concello era de 1.289.816 euros, según los datos enviados al Ministerio de Hacienda. El año pasado, 2018, esta partida ascendió a 617.242 euros, es decir, un 52,1% de reducción. El Ayuntamiento oleirense gastó 672.574 euros menos en luz, a pesar de que aumentó el número de farolas: de las 10.888 farolas que tenía en 2014 pasó a las 10. 958 actuales (setenta más).

Este recorte de gasto se ha hecho de forma paulatina. La primera medida fue contratar a un asesor energético que diagnosticó todos los problemas del alumbrado y suministro en el municipio, recomendó instalar relojes y sustituir las luces de forma progresiva, de las clásicas de vapor de sodio a las led, de mucho menor consumo. Fue el primer concello de la comarca en tomar esta medida y desde entonces en cada obra que ha realizado, al renovar las farolas eran sustituidas siempre por otras led, con lo que además recortó en contaminación lumínica.