¿Cómo se distribuyen los fondos de Servicios Sociales?

La mayor parte es para ayuda a domicilio. Estamos en 900.000 o un millón de euros en total entre dependencia, que vienen por la Xunta, y las de libre concurrencia, que las damos los concellos, para la que no limitamos presupuesto. Somos de los que más gastamos en ayuda a domicilio y menos horas tenemos por dependencia. Hay un reparto desigual. Y el Concello cofinancia; lo que paga la Xunta no se equipara a lo que tendría que cobrar un trabajador por convenio.

¿No?

Por lo que paga la Xunta, no nos los ofrecen.

¿Qué os concede?

El precio de la Xunta no sostiene la contratación de las empresas, estaríamos malpagando. Da 9 euros y pico la hora y en el último pliego que planteamos está entre 18 y más de 20 euros hora. Y el usuario tiene establecido un canon en función de los ingresos.

¿A qué dedica los fondos el departamento municipal?

Colaboramos con 42 entidades, con una aportación anual; damos ayudas de emergencia social, unos 300.000 euros; y hacemos actividades: sensibilización en violencia género, programas contra el abandono escolar y programas específicos que no tienen otros concellos, como la vivienda tutelada para víctimas de violencia de género, que aunque cofinancia la Diputación, tenemos que tener el personal; y el centro ocupacional A Escada, que la mitad lo financia la Diputación, pero el resto lo asume el Concello. Eso nos diferencia, sobre todo la vivienda tutelada y A Escada, único centro ocupacional para diversidad funcional de la provincia.

¿Tienen previsiones de cambios o necesidades?

Nos estamos adaptando a la nueva ley de contratos, que lo ralentiza todo. Pero los colectivos que tenemos están muy localizados y las intervenciones que necesitan, también. En Culleredo lleva muchos años el PSOE, siempre se le dio un impulso muy fuerte a los servicios sociales, y con el cambio de alcalde también, y es una de las prioridades. El objetivo de los técnicos es siempre identificar a los colectivos y las necesidades y trabajar para ello. Hemos avanzado muchísimo en la tarea asociativa. A veces las administraciones somos pequeñas para llegar a los ciudadanos.

¿Las asociaciones ayudan?

Colaborar con 42 nos permite localizar colectivos específicos, trabajar puntualmente con ellos y coordinarnos con las asociaciones para que ver la necesidad, sea médica, de pagos, asistencial... todo eso está bastante controlado y gracias al tejido asociativo. Cierto que recibe un apoyo muy grande del Concello, pero la sinergia funciona muy bien. Y cada vez se quieren venir más para aquí. Creo que es lo que más nos diferencia del resto, la fuerza que tiene el tejido asociativo.

Culleredo siempre ha destacado en Servicios Sociales.

Los Servicios Sociales empiezan en Culleredo en 1988; cuatro décadas. Parte de esa postura quizás más socialista, de ese paso de lo que era la beneficencia a una relación más asistencial. Culleredo inició también los servicios sociales del Consorcio As Mariñas, los llevaba directamente y hoy en día los técnicos municipales siguen apoyando a la hora de tomar decisiones. Hay un proyecto que creemos que va a ser muy importante para los concellos de la comarca.

¿Qué proyecto?

Hay una necesidad muy grande por limitaciones de contratación personal en los concellos: dar asistencia a las personas ante situaciones de urgencia. Que alguien pueda continuar cuando trabajadora social se va a casa. Si alguien está en la calle, si alguien llega a un aeropuerto en condiciones que no son las que se estipulan... Desde el Consocio se puede llevar de manera consorciada esta asistencia que nos complementaría muchísimo a todos. Y si no sale en el Consorcio, voy a pelear por implantar en Culleredo un servicio de urgencia social.

¿Qué es lo que peor funciona del departamento?

Habrá mucha gente que se queje de que no se les atiende con la premura que quieren. Si la ley de 2017 no fuera tan farragosa incluso para intervenciones con trámites mínimos... En este momento es lo que nos está paralizando. Y si nos dejaran contratar tendríamos muchos problemas solucionados. Podríamos hacer las cosas mucho más rápido. Aunque tampoco hay mucho retraso.

¿Cuánto?

Un mes más o menos tarda la cita. Si es urgente, se atiende antes. No somos de los peores.

¿Y lo que mejor funciona?

El apoyo que recibimos y damos al tejido asociativo, eso nos destaca y diferencia de cualquier otro concello. Creo que funcionan muy bien las ayudas de emergencia, y con la comisión de desahucios conseguimos que la gente no tuviera que quedarse en situación de indigencia. Antes no había la ley de desahucios. En 2012 se creó la comisión y conseguimos que la gente no perdiera la vivienda o daciones en pago. Luego comisión se trasladó al Consorcio.

¿Se nota el fin de la crisis?

La crisis no remitió. Lo que observamos es un repunte. Antes estaba más centrada en la parte urbana y ahora la parte rural se empieza a quejar de que le empieza a llegar también. Tenían su finca o ganado para ir aguantando, pero muchos abuelos se hicieron cargo de los nietos. Y no están acostumbrados a pedir ayudar; en lo urbano la gente es más mucho demandante, hay más inmigrantes... Ahora el rural empieza a demandar las ayudas que pide todo el mundo. Priorizamos el pago del alquiler y la comida, salvo en casos de necesidades médicas.