"No hace falta, aquí no va a haber lío", advirtió la residente de uno de los tres chalés de Bastiagueiriño expropiados por el Concello de Oleiros, cuando ayer llegaron dos patrullas de la Policía Local y una furgoneta con dos efectivos del área de Servicios Municipales, además de dos trabajadores del área de Urbanismo del Ayuntamiento. A la una de la tarde estaban los residentes de las tres viviendas al borde del acantilado y en una de ellas se reunieron para firmar el acta de ocupación. No hubo lío, ni era de esperar, pero sí bastantes lágrimas.

Una adolescente salió llorando de una las viviendas que había sido la casa de sus abuelos. Una mujer se abrazó a la propietaria de la casa de al lado, también entre lágrimas y órdenes de no fotografiar el momento. No querían hablar por la emoción y el disgusto de perder su casa de toda la vida "Hay miedo, no queremos criticar al Concello por lo que puede pasar", apuntó en voz muy baja uno de los afectados. Alguno incluso apuntó que todo se debía a una "venganza". Algunos ya empezaron con la mudanza para dejar el que ha sido su hogar, en dos casos, durante 28 y 47 años, a pocos días de la Navidad.

En la firma del acta de ocupación estuvo la familia del portavoz del PP José Bonome, propietaria de una de las viviendas, aunque no él. Como declaró a LA OPINIÓN en mayo de este año al ser preguntado por esta expropiación, afirmó que estaba de acuerdo con ella porque se hacía por un interés público, para construir un parque, pero consideraba que se debía abonar el precio que realmente tenían las viviendas y criticó que el alcalde no negoció realmente con los afectados.

"El parque quedó muy bien pero es ilógico que deje una casa y tire el resto. ¿Quiere dejar libre toda la costa de Oleiros y deja una casa para ir a mear y dejar unas palas? Debería de haber consultado a los vecinos", contó uno de los que paseaban por esta zona verde cuando se efectuó el acta de ocupación.