En uno de los solares existía una vivienda construida en los años sesenta y en la otra, una de los ochenta. Hace décadas que los chalés habían sido abandonados, se habían convertido en ruinas, les habían robado puertas, ventanas y todo el interior y en algún caso habían sufrido incendios al ser okupadas en distintos momentos. Una de ellas aún conserva una espectacular chimenea de piedra de cantería y un valioso jardín con árboles de gran porte. Situados al borde de la carretera Nacional VI en Perillo, fueron durante años vertederos donde se podían ver restos de obras, sillones, botellas, bolsas, retretes, televisores de tubo, antiguos ordenadores o neumáticos.

Tras una limpieza sin embargo los terrenos ahora se ofertan para uso terciario, industrial y comercial. Un anuncio en el muro de cierre destaca una de las cualidades de los solares: son 62 metros de fachada a la carretera. Y ahora además tienen la pasarela peatonal elevada, con ascensor, casi delante de la entrada.