Oza-Cesuras es el municipio de la comarca que ha perdido más población en el último año, según la revisión del padrón municipal que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE). El municipio fusionado pasa de 5.155 en 2018 habitantes a 5101 en 2019, cada vez más cerca a la cifra indeseable de los 5.000 habitantes, el límite de viabilidad que establecían la Diputación y los extintos concellos de Oza dos Ríos y Cesuras cuando gestaron la alianza.

Bajar de los 5.000 censados no solo asestaría un golpe simbólico al nuevo municipio, sino que supondría bajar un escalón tributario. Y es que la parte que los ayuntamientos reciben de los impuestos recaudados por la Administración central se distribuyen en un 75% en función de su número de habitantes, ponderados por unos coeficientes multiplicadores que tienen en los 5.000, 20.000 e 50.000 habitantes sus límites. Así, para los concellos de menos de 5.000, el coeficiente es 1; mientras que si supera esa población pasa a ser de 1,17.

En contra de los optimistas pronósticos del plan de viabilidad de la fusión, que veía en la alianza "una potente estrategia como reacción al proceso de pérdida de masa poblacional", el flamante municipio encadena años de pérdida de población. Solo un pequeño repunte en 2018 dio pábulo a la esperanza. De los 5.275 habitantes que sumó Oza-Cesuras en 2014 con la fusión, pasó a 5.253 en 2015, 5,181 en 2016, 5.133 en 2017, 5.155 en 2018 y 5.101 a 1 de enero de 2019. Desde la fusión, Oza-Cesuras ha perdido un 3,3% del censo.

El descenso de población preocupa al Gobierno local, que a lo largo de los últimos años anunció diversas medidas para revertir la tendencia. El Ejecutivo, del PP, que acuñó como lema de Oza-Cesuras Un buen sitio para vivir, anunció un plan de adquirir terrenos para levantar vivienda pública que no llegó a pasar del papel. Durante los últimos años, el Concello ha invertido buena parte de los fondos para obras en construcción de aceras y alumbrado: "Estamos urbanizando para demostrar que es un municipio en el que se puede vivir. Queremos atraer a población de A Coruña a este pulmón de aire fresco", defendía el alcalde, Pablo González, en un pleno en 2017 para defenderse de las críticas de la oposición, que ha echado en cara reiteradamente al PP que el nuevo municipio no haya sido capaz de reducir su dependencia de otras administraciones ni de fijar población en contra de lo que prometían durante la fusión.

Los esfuerzos para convertir Oza-Cesuras en un municipio "residencial" todavía no han dado sus frutos y el municipio fusionado se resiente del fracaso de dos iniciativas empresariales en las que fiaban su futuro: el desembarco de Coca-Cola y la planta de biomasa de Ence.

El alcalde admitía recientemente que aguarda con nerviosismo cada revisión del padrón, pero no pierde el optimismo. "Si hace falta fletamos un avión, pero no vamos a bajar de los 5.000", bromeaba en 2018

Abegondo y Paderne, a la baja

El segundo municipio de la comarca que ha registrado una caída más pronunciada del censo es Abegondo, que pasa de 5.454 habitantes a 5.406, 48 empadronados menos. El tercer lugar lo ocupa Paderne, que pasa de 2.419 censados a 2.394, 25 censados menos. De los pequeños concellos del rural, Curtis es el único que logra revertir la tendencia e incrementar población en 25 nuevos censados.

Municipios intermedios como Sada o Miño logran un importante incremento. Sada pasa de 15.495 censados en 2018 a 15.841 en 2019 y Miño de 6.056 a 6.200 vecinos. Betanzos logra revertir la tendencia negativa de los últimos años y gana población por primera vez desde 2014.