¿Qué pasaría si los niños diseñasen su aula ideal? ¿Y si tras volver de vacaciones de Navidad, al entrar en clase viesen sus deseos convertidos en realidad? Esta magia ocurrió ayer en dos aulas de cuarto de Primaria del colegio Isidro Parga Pondal de Oleiros, un centro que sigue apostando por la enseñanza del futuro, las nuevas metodologías educativas y en aprender jugando. A las nueve de la mañana los escolares entraron en el centro educativo y se toparon con un aula casi sin mesas ni sillas porque habían sido desplazadas por un cómodo sofá, con sus cojines de ganchillo, varios pufs, una pelota fitball de pilates, una silla-mecedora, una minibiblioteca, un minijardín con plantas, luces de colores intermitentes por el techo, un humidificador ambientador, peluches, paredes forradas de papel pintado, una alfombrilla de colores para estar sentado en el suelo... Gritos, saltos, bailes, bocas abiertas. "¿Que si nos gusta? Más que muchísimo", afirmó un pequeño de 9 años.

Esta iniciativa surgió de la profesora Alicia Tojeiro (finalista en 2018 y también ahora, a falta del fallo final en unos días, como mejor profesora en los premios Educa Abanca), responsable también de otras acciones como los Limpamundos donde los niños trabajan activamente por el medio ambiente, y contagió a otra docente que llegó este año al centro, Diana Lozano. Ambas defienden nuevas metodologías de enseñanza, que requieren espacios distintos al del clásico silla-mesa y todos mirando a la profesora.

"La reforma educativa real necesita reformar los espacios también para introducir las nuevas tecnologías, donde el alumno puede moverse libremente, sentirse como en su casa, que le apetezca venir. Los propios alumnos diseñaron los espacios que querían tener y con ayuda de la Universidad y alumnos de grado de Educación Social, vimos cómo encajarlos. Ellos pidieron un teatro, un rincón de trabajo, una zona de tablets, biblioteca, una zona de calma y reflexión... Con este trabajo además practicaron incluso matemáticas, tuvieron que ajustar el presupuesto porque se nos iba, ellos miraban el catálogo de Ikea y sumando precios y haciendo el presupuesto. Luego con los padres montamos todo pero ellos no vieron nada hasta hoy [por ayer].Y queríamos que estuviese listo todo para el regreso tras Reyes", explicó Alicia Tojeiro.

Los padres tuvieron que realizar una aportación para la compra de este material en Ikea, que también puso "su granito de arena", al no lograr un patrocinador, y también fueron los que montaron, con llave Allen en mano, pintaron y colgaron, junto a las profesoras implicadas. "No hay mesas suficientes para los 25 alumnos, se rompe la estructura tradicional y esto permite hacer grupos y actividades diferentes al mismo tiempo. Ahora vamos a negociar las normas de uso", agregó Alicia. "Queríamos un teatro y menos mesas para tener más sitio y rincón de calma para cuando estés nervioso o triste. Nos gusta mucho cómo ha quedado", afirmó ayer Irene Gestal, de 9 años.

En el aula de la profesora Diana Lozano aún no se ha completado la transformación, debido a unas estanterías de fábrica en toda una pared que les limita la nueva decoración, pero aún así tienen su sofá con peluches-mascota, "el rincón de la amistad", donde se resolverán los posibles conflictos que se generen además de una zona con plantas y otra de ocio con un cómodo puf para acostarse.

"Cuando Alicia me planteó esta idea me pareció fantástico. Queremos que sea sobre todo un lugar donde se sientan a gusto, acogedor, para complementar su aprendizaje. Todo tiene su función. Las plantas por ejemplo nos ayudarán en la clase de Ciencias Naturales. Ellos eligieron los materiales, calcularon precios y escogimos la propuesta definitiva por votación. Ellos mismos razonaron por qué no podían tener, como querían, un perro, se preguntaron qué pasaría con él en las vacaciones... razonaron y se responsabilizaron y votaron qué querían, democráticamente, de forma que ya les gustaría a los políticos", indicó Lozano.