Lejos de la lustrosa macrourbanización que Fadesa comenzara fraguar por 2001, con la firma del convenio, Costa Miño Golf parece tomar ahora una bocanada de oxígeno. La Junta de Gobierno local aprobó este viernes la concesión de cinco licencias para la construcción de viviendas unifamiliares en el complejo residencial que abanderó el ascenso y caída de la burbuja inmobiliaria.

La aprobación de los permisos para cinco nuevas residencias llega cuatro meses después de que el Ayuntamiento alcanzase un acuerdo con los afectados por las expropiaciones, iniciadas en 2004, tras más de tres lustros de pleitos judiciales. Las licencias vienen precedidas también de años de ofertas de bancos para intentar vender las viviendas construidas y de quejas de residentes por la falta de mantenimiento en los espacios comunes, desde plumachos a la entrada de casas vacías hasta hierba entre adoquines o fincas vacías llenas de maleza.

El Concello aplaude la llegada de nuevos vecinos y celebra que el municipio incrementó su población en 144 personas en 2019. "Y la tendencia continúa este primer mes de 2020", asegura, y admite el "gran desafío" de "mantener y mejorar los servicios".