El Juzgado de Instrucción número 2 de A Coruña ha dejado en libertad sin fianza a la espera de juicio a D.M.E., el joven de 27 años que se enfrenta a cargos de homicidio por la muerte de un joven en una pelea durante una fiesta de Nochevieja en Oleiros.

La jueza ha decretado su puesta en libertad, con la obligación de presentarse cada quince días en los juzgados. Esta medida había sido solicitada ya la pasada semana por su abogado, Diego Reboredo, y ha sido concedida tras trascender los resultados de la autopsia, que concluyen que la muerte se debió a una hemorragia subdural por un traumatismo craneal facial y que el joven fallecido presentaba cuatro hematomas en la cabeza, dos en el rostro y otros dos en la nuca.

El examen forense no aclaraba definitivamente si el joven E.G.C., de 31 años, falleció al ser golpeado en el rostro con un cenicero, como se sospechaba inicialmente, o al impactar con la nuca en el suelo al caer. A pesar de ello, fuentes conocedoras del caso afirman que las conclusiones de los forenses dan más peso a la posibilidad de que la víctima muriese de un golpe en la nuca, dado que, las heridas en la cara, concretamente bajo un ojo y en la mandíbula, no presentarían entidad suficiente para provocarle la muerte al no haberse encontrado ninguna fractura. Los resultados todavía no son definitivos y faltan todavía por conocerse los resultados toxicológicos.

La jueza ha tomado también declaración en calidad de investigado por un delito de lesiones a un amigo del detenido por homicidio y a dos familiares de la víctima por su implicación en la pelea. El juzgado ha tomado también testimonio a varios testigos para intentar esclarecer lo ocurrido.

El resultado de las pesquisas será crucial para el devenir del joven acusado de la muerte, dado que deberán aclarar si el fallecido murió al ser golpeado, al caer al suelo tras recibir un golpe o el impacto de un cenicero o si la caída se debió a otras causas.

Como ya informó este diario, Enrique G.C., vecino de Arteixo de 31 años falleció durante una pelea que se declaró ya bien entrada la madrugada, sobre las seis, en un hotel de Bastiagueiro. El joven, casado recientemente, había asistido a la fiesta de Nochevieja acompañado de su familia. Según declararon los testigos, el detonante de la reyerta fue un encontronazo en la barra entre familiares del fallecido, el padre y un cuñado, y un grupo de jóvenes, que giró supuestamente en torno a la sal de unos tequilas. Tras ser separados, los dos grupos volvieron a enzarzarse en dos ocasiones y la pelea subió de tono ya fuera del hotel. Fue entonces cuando el joven se desplomó, supuestamente tras recibir un golpe con un cenicero.

El acusado de la muerte, que conocía a la víctima, afirmó en su declaración ante el juzgado estar "destrozado" por lo ocurrido y negó haber golpeado con un cenicero al fallecido.